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martes, 6 de febrero de 2018

Paralelismo Histórico y Ruptura

Les compartimos este vital texto publicado por los compas de la Izquierda Castellana en su cuenta de Facebook:


Dos generales del ejército alemán durante la I Guerra Mundial, Hindenburg y Ludendorff, ante las dificultades para asumir los dos frentes de guerra al Este y Oeste, diseñaron una estrategia militar, que vista exclusivamente desde esa perspectiva, parecía difícilmente superable.

La Línea Hindenburg no era sólo una línea defensiva con una concepción militar novedosa, “la defensa elástica” (por cierto, quienes llevaron magistralmente a la práctica este concepto fueron los soviéticos en la II Guerra Mundial), sino que llevaba asociada una serie de aspectos de gran importancia: repliegue ordenado y planificado de las anteriores líneas que ocupaba el ejército alemán en Francia y una política brutal de tierra quemada de todo el territorio francés a través del cual se desarrolló esa retirada. Este repliegue se realizó en el invierno de 1917 y conllevó la destrucción de todos los núcleos de población de la zona, cerca de 300, decenas y decenas de miles de casas destruidas, tala de todo el arbolado, destrucción de puentes y vías de comunicación, envenenamiento de fuentes y en general del agua potable… se trataba de arrasar todo lo que se dejaba atrás.

El sentido militar de esa operación era reducir significativamente la amplitud de la línea del frente alemán occidental y fortalecer ésta, además de dejar un espacio de miles de kilómetros cuadrados desertizado con la intención de dificultar el avance de las tropas aliadas. Todo ello con el objetivo de concentrar en el frente del Este, ante Rusia, el mayor número de recursos militares para una vez resuelta allí la contienda, encargarse de nuevo del Oeste.

La concepción teórica tenía su “inteligencia”, pero la realidad, tal como suele ocurrir en muchos procesos históricos, tiene factores que son difícilmente previsibles para los teóricos del poder burgués. Estos factores no tan previsibles fueron los que finalmente consiguieron que la aparentemente inexpugnable línea de Hindenburg fuera destruida y que ello, asociado al levantamiento popular en Berlín, condujese a la derrota y desaparición del II Reich.

El Régimen del 78, con mucha menos inteligencia y planificación que el Estado alemán de aquella época, intenta construir sus líneas Hindenburg y además, y eso sí que lo hacen con pasión, llevar adelante la política de tierra quemada que tiene un especial reflejo actualmente en Cataluña. No sólo buscan derrotar al soberanismo como movimiento político, pretenden destruir a Cataluña como Pueblo y muy especialmente su nivel de desarrollo en diversos ámbitos.

Han “jugado” con el proceso soberanista vasco. Están intentándolo repetir con el catalán, aún con muchas dificultades. Su apuesta es el neopujolismo, para el que creen contar con algunos sectores del soberanismo. Neopujolismo que daría satisfacción a la gran burguesía catalana y a otros sectores, por supuesto, a los que apoyan el Régimen del 78. Pero no les está acabando de salir el asunto.

Consideran que con la articulación de esas líneas Hindenburg, establecen barreras de seguridad y confort para los que viven del Régimen monárquico postfranquista, pero la realidad es terca y compleja. Y esas líneas son mucho más frágiles de lo que se imaginan, siempre y cuando aquell@s que tenemos la responsabilidad de superarlas, tengamos la inteligencia y fortaleza para ello. Sobre el tablero aparecen nuevos sujetos políticos con la potencialidad para configurar un escenario de auténtica ruptura de las líneas Hindenburg del Régimen del 78 y del Régimen del 78 en si mismo.

En ello estamos.






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