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sábado, 17 de febrero de 2018

Los Veintiun Conquistadores Vascos

Aunque ya hemos publicado acerca del tema bien conviene dar un repaso a la memoria con este artículo publicado en la página colombiana Be Soccer:


Año 1937. Mientras la Guerra Civil se recrudece en el norte, y el bando sublevado asalta el Cinturón de Hierro de Bilbao, 21 hombres se hacen a la mar con una misión: recaudar dinero a través del fútbol. Esta es la gira de la Selección de Euskadi con la que pusieron a toda Europa a sus pies.

Juan Ribón

A finales de marzo comenzó su gira. Luis y Pedro Regueiro, Lángara, Aedo, Iraragorri, Muguerza, Alegría, Zubieta, Vallana, Cilaurren, Eguzquiza, Blasco, De Rezola, Aguirrezabala, De Aguirre, Emilio Alonso, Barcos, Urquiloa, Bolfo, Zarruaga y Lejendika se hicieron a la mar rumbo a la costa francesa, y de ahí a París.

En la capital gala comenzó esta gira que tenía como meta Moscú, pero que terminó más allá del Océano Atlántico. Este grupo de vascos, capitaneados y entrenados por Perico Vallana (como vemos, la figura del jugador-entrenador no es nueva), hizo añicos a todos y cada uno de sus rivales. O más bien a casi todos.

Su misión era clara. No era tanto pasear el nombre de Euzkadi por Europa (con 'z', pues así se denominó entonces), sino más bien recaudar fondos para ayudar al esfuerzo bélico de la Guerra Civil.

Así comenzó una gira que les llevó de Francia a Checoslovaquia, Polonia y la Unión Soviética, donde jugaron los partidos más memorables. Por el camino derrotaron en dos ocasiones (y empataron en otra) al Racing de París, y vencieron al Olympique de Marsella, cayeron ante los combinados de Checoslovaquia y Praga, vencieron a la Selección de Polonia y se plantaron en Moscú con la moral por las nubes.

Arribaron a Moscú el 17 de mayo. Bilbao aún resiste las acometidas de los sublevados, aunque las noticias de las atrocidades cometidas por éstos llegan a oídos de los futbolistas expedicionarios.

En la capital soviética, Euzkadi jugó ocho encuentros contra los principales equipos de la Unión: Lokomotiv de Moscú, los Dynamos de Moscú, Kiev, Leningrado, Minsk y Tiblisi y, como imprevista traca final, el Spartak de Moscú.

La tradición dice que ganaron casi todos los encuentros, aunque la Federación Vasca reconoce no tener datos de los cuatro partidos jugados contra los Dynamos no moscovitas, aunque se dice que ante el de Leningrado el resultado fue de empate a dos.

El partido contra el Spartak no estaba planeado, pero el hecho de que hubieran ganado a casi todos los equipos a los que se enfrentaron en suelo ruso hizo que las autoridades presionasen al club para que jugase contra los vascos.

Euzkadi aceptó a regañadientes el duelo, y el encuentro se convirtió en una especie de cuestión de estado. Había que ganar a los extranjeros. Es posible que éste fuera el primer partido en el que el rival fue sometido a un estudio exaustivo.

El Spartak adoptó el sistema 'WM', el estándar del fútbol europeo por aquel entonces (tres centrales, un cuadrado en el centro del campo y tres delanteros, denominado 'WM' porque la disposición de los jugadores sobre el campo recordaba a esas letras).

El encuentro se disputó el 8 de julio, cuando ya la misión de Euzkadi era inútil: Bilbao había caído a manos del ejército sublevado el 19 de junio. Al norte leal a la República le quedaba apenas un mes de existencia.

Spartak y Euzkadi empataron a dos el primer tiempo, y entonces se dice que ocurrió lo que hoy denominaríamos como un 'tongazo' de libro. Penalti inexistente para los rusos tan escandaloso que hizo que los vascos se retirasen del partido.

Tuvo que intervenir el mismísimo Viacheslav Mijáilovich, conocido como Molotov, el Vicepresidente del Consejo de Ministros de la Unión Soviética, para poner paz. Casi una hora después del parón el partido se reanudó, pero Euzkadi lo jugó por jugarlo.

Los héroes vascos perdieron 6-2. La prensa soviética obvió el detalle del penalti y narró la victoria del Spartak como si de una hazaña se tratara. Días después, el juez de la contienda fue expulsado del colegio arbitral soviético.

Las malas lenguas dicen que detrás de su expulsión estuvo el Dynamo, club de la Policía Secreta soviética, y archirrival del Spartak de aquellas.

Sin una patria a la que volver, los 21 integrantes del combinado de Euzkadi hicieron las Américas, haciendo escala en Noruega y Dinamarca. En 1938 están documentados dos partidos disputados en Cuba, uno ante emigrantes gallegos y otro ante un combinado nacional de la isla.

Durante 1939 Euzkadi compitió en el Campeonato Mexicano, como otros equipos de tradición peninsular, ganándolo, pese a que en los registros es Asturias el ganador.

Tras eso, el equipo fue disuelto y los 21 futbolistas cobraron los honorarios prometidos. Todos se quedaron en América, ya que España se había convertido en una dictadura militar a la que no les convenía volver.

Algunos siguieron jugando en México, otros se apartaron del fútbol. Varios emigraron a Argentina, y aún hoy alguno de esos nombres es bien recordado por los más viejos del lugar.






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