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lunes, 6 de noviembre de 2017

Una Cucharada de su Medicina

A los españolitos que se venden al mejor postor a los diferentes consorcios noticiosos al servicio de Felipe Borbón y Franco les tiene escandalizados el tratamiento que en la prensa inglesa se le está dando al infame manejo que Madrid está haciendo del conflicto político generado por el proceso de autodeterminación del pueblo catalán.

O sea, los españoles se quejan de algo que ellos hacen constantemente, tal como denuncia semana tras semana la página de Cubainformación.

Recordemos por ejemplo que fue a un medio de comunicación inglés a quien Dastis dijo que las infernales escenas represivas que se vivieron en Catalunya el pasado 1° de octubre eran fakes o por lo menos mañosamente editadas.

Pero bueno, prosigamos con esto publicado en Es Diario:


La televisión pública británica, que se supone ejemplo de imparcialidad y buen periodista, ha comprado el discurso de los independentistas. Lo vivido en su plató el jueves fue bochornoso.

Miguel Blasco

La televisión pública británica, ejemplo de imparcialidad y buen periodismo -dicen-, se ha echado en brazos de la causa independentista. Otra prueba más de que la propaganda de Carles Puigdemont ha sido tan machacona como efectiva fuera de España.

La mesa de debate del emblemático programa de la BBC Question Time analizó el jueves la crisis catalana. Justo el día en que Oriol Junqueras y siete exconsellers fueron enviados a prisión provisional sin fianza. 

La pregunta a debate ya era por sí tendenciosa: "¿Se está comportando España como un Estado fasctista?". Con esa carta de presentación, el programa se convirtió en un linchamiento contra España por no dejar votar a los pobres catalanes, apalearlos en los colegios electorales y encarcelar a sus políticos electos.

En el debate participaron políticos y opinadores de vario signo, pero curiosamente todos llegaron a esa misma conclusión. Incluido, para más inri, el eurodiputado conservador Daniel Hannan, cuyo partido tiene lazos con el PP de Mariano Rajoy.

Éste agradeció vivir en un país donde algo así es impensable y se preguntó que habría pasado si el entonces primer ministro británico, David Cameron, en vez de sentarse a negociar con el exministro principal de Escocia,  Alex Salmond, le hubiera "detenido".

Más previsible fue el analista Owen Jones, gurú de Podemos, que exigió en la BBC que el resto de países de la UE le digan a España que deje de agredir a los votantes, cerrando colegios electorales y negando a su gente "el derecho de autodeterminación".

En el sesgado debate también intervino una diputada nacionalista escocesa, Jeane Freeman, que culpó al Gobierno español de pisotear los derechos humanos y del encarcelamiento de políticos catalanes democráticamente elegidos, obviando a la Audiencia Nacional.

También se unió al linchamiento una política escocesa del SLP, Kezia Dugdale, según la cual Rajoy es una máquina de crear independentistas.

Sólo la periodista de The Economist Anne McElvoy salió tímidamente al final en defensa de España, recordando que en Cataluña el independentismo no es mayoritario ni hizo las cosas bien al convocar un referéndum ilegal.

El Gobierno de Rajoy se ha quejado repetidamente del tratamiento que algunos medios internacionales están haciendo de la crisis catalana, desde The New York Times a The Guardian; pero que sea precisamente una televisión pública como la británica la que ofrezca una visión tan parcial es aún peor.

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