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sábado, 8 de abril de 2017

Veinte Mil Acudieron a Baiona

El 8 de abril de 2017 es un hito histórico muy particular para el pueblo vasco. Mientras miles estaban a la espera del paso de Korrika por sus respectivos pueblos y ciudades, otros miles se desplazaron a Baiona para arropar el último acto en el desarme de ETA, la organización antifascista que en apego al compromiso adquirido tras la Conferencia por la Paz de Aiete a decidido abandonar una modalidad de lucha a la que fue obligada por un contexto histórico y político muy puntual, mismo que parece superado, aunque esto no necesariamente signifique una mejora.

Al respecto, les compartimos esta crónica publicada en Naiz:


Alrededor de 20.000 personas, según los organizadores, han acompañado a los artesanos de la paz en el acto celebrado en la plaza Paul Bert de Baiona. Mixel Berhokoirigoin y Michel Tubiana se han felicitado por completar el desarme pero han advertido de que este no implica una paz completa. Han recordado cuestiones pendientes como el recuerdo a todas las víctimas, los presos y las vías pacíficas para la resolución de conflictos políticos. Un mensaje en el que coinciden el sacerdote Harold Good y los firmantes de un manifiesto que se ha leído como cierre de la jornada.

Alberto Pradilla

«El desarme ayuda a la paz, pero el desarme no es la paz, se trata de un proceso más complejo». Mixel Berhokoirigoin y Michel Tubiana, en nombre de los artesanos de la paz, han cerrado la jornada con una intervención ante miles de personas en la plaza de San Andrés de Baiona. El acto buscaba mostrar el apoyo popular a la iniciativa de los voluntarios que han acompañado el proceso de desarme. Sin dejar de mirar hacia atrás, porque no se puede construir la convivencia sin el recuerdo de lo ocurrido en las últimas décadas, los activistas se han centrado en el futuro: apuntando hacia asuntos pendientes, como el reconocimiento de todas las víctimas o la solución a la cuestión de los presos. También han defendido la vía democrática para resolver las diferencias políticas.

La conferencia de Aiete ha sido la primera referencia de Berhokoirigoin y Tubiana, que han realizado la misma intervención en euskara y francés. En ella, han realizado una crítica a la posición de los estados, al tiempo que se felicitaban por la reacción de la sociedad civil. Han recordado cómo ellos mismos, junto a Txetx Etcheberry, fueron arrestados en diciembre de 2016 en Luhuso, cuando trataban de inutilizar parte del arsenal de ETA. Una posición de Madrid y París que provocó que cientos de personas se sumasen a su iniciativa por el desarme. «Miles de personas, ciudadanos, militantes, se sumaron contra la política del absurdo», han asegurado.

«Este es un acto de confianza, que trae seguridad, pero que va más allá, porque demuestra inteligencia, que se ubica por encima de la fuerza», han asegurado. Buena parte de sus críticas han estado centradas en los estados. «Nada será igual a partir de hoy, después de romper los muros» de Madrid y París.

En este sentido, ambos han dado con una clave lógica para cualquier observador pero que no parece que determinados dirgentes políticos sigan. «El desarme es algo positivo. Todo el mundo debería alegrarse», han señalado, llamando la atención sobre la paradoja de que París y Madrid no hayan expresado satisfacción y se hayan atrincherado en el inmovilismo.

Víctimas, presos

En clave de futuro, tres cuestiones: el reconocimiento y la memoria para todas las víctimas, la necesidad de resolver la situación de los presos y la defensa de las vías democráticas para resolver las disputas políticas.

Sobre las víctimas, un mensaje claro: «que no se instrumentalice su dolor». También, la necesidad de recuerdo, porque, según han señalado, una sociedad no puede avanzar si no tiene memoria.

En relación a los presos, los artesanos han recordado que Madrid y París tienen en sus manos hacer que se garanticen sus derechos.

«Tenemos que aprender a convivir juntos, luchar contra la guerra, contra el deseo de venganza», han remarcado. Como han insistido en varias ocasiones, con el desarme no se alcanza una paz completa. Esta tiene por delante un proceso complejo que hoy ha vivido uno de sus momentos históricos.

Harold Good

Tras la intervención de los artesanos (que había sido precedida por un vídeo en el que se mostraba el camino del desarme, desde Aiete hasta Baiona), ha subido al estrado el sacerdote Harold Good. Él es una de las personalidades que ha ejercido como testigo de la entrega de las coordenadas con los arsenales.

Como conocedor en primera persona de las consecuencias de un conflicto, ya que procede de Irlanda del Norte, Good ha dirigido unas palabras a las víctimas. Ha reconocido que puede que no sea fácil «hacer la paz», especialmente con el recuerdo de los que han perdido la vida. Sin embargo, ha reiterado un mensaje que ya transmitía en el conflicto irlandés: que cada arma inutilizada implicaba una víctima menos.

También ha tenido un recuerdo para los presos y se ha dirigido directamente a los gobiernos español y francés, aunque instando a los asistentes a ser ellos quienes realizaban directamente la reivindicación de repatriar a los presos, lo que ha sido recibido con gritos de «euskal presoak etxera».

Manifiesto de Baiona

Como cierre del acto, diversas personalidades pertenecientes al grupo de apoyo a los artesanos de la paz (entre los que se encuentran la escritora Susan George y el sindicalista José Bové) han leído un manifiesto en euskara, francés, inglés y castellano.

El texto incide en las ideas lanzadas por Mixel Berhokoirigoin y Michel Tubiana, aunque con demandas concretas. Entre ellas, el cumplimiento de la legislación penitenciaria, el acercamiento de los represaliados y la excarcelación de enfermos y aquellos que han cumplido las tres cuartas partes de la condena.

Hacia las víctimas –«todas las víctimas, las de estas armas y las de todas las armas»– los firmantes han reclamado «recuerdo y reconocimiento». «Nos comprometemos a no pervertir su memoria para el beneficio propio o el perjuicio ajeno».

«Llegados aquí sentimos que, en adelante, será más difícil, quizás imposible, seguir apelando al pueblo y a sus gentes para no construir la paz», afirma el documento, que no elude una mirada hacia un pasado «lleno de dolor, sufrimiento y agonía» pero que mira hacia el futuro.

«De Aiete resta algo importante, que los gobiernos de España y Francia acepten hablar y ser hablados, para tratar de lo que nos han dejado tantos años de violencias. Hay sociedad, hay agentes, hay electos e instituciones legitimadas y hay comunidad internacional dispuesta a facilitar el diálogo que nos acerque a una paz justa y duradera», han cocluido.

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