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sábado, 18 de junio de 2016

Entrevista a Josean Larrañaga "Urko"

Les compartimos esta entrevista publicada en Noticias de Gipuzkoa:

“Los vascos nos hemos hecho a base de fuego y martillo, pero mantenemos la dulzura”

Arranca el domingo en Irun la nueva gira de Josean Larrañaga, ‘Urko’, y las diferentes bandas de música que le llevarán a Navarra, Gasteiz, Bilbao y, por fin, a Donostia en septiembre

Julio Flor
No se trata sólo de cantar sus canciones con diferentes bandas de música. Hay un reto en marcha con nuevos arreglos musicales, situando en lo más alto a las bandas municipales, que en ocasiones han sido consideradas el hermanito pobre de la música. Así que es posible que se haya metido en un jardín. Se trata de volver a sentir los nervios de un estreno emocionante. De una gira en la que volverá a sacar la música que él lleva dentro.

¿En qué momento de su vida llega esta gira?

-Hace tres años decidí tomarme un tiempo de descanso, pero he pasado por momentos críticos de salud. El año pasado, estando aún delicado, decidí que tenía que tirar para adelante, que no podía estar memorro-memorro porque te mueres, y arranqué con esta idea. La planteé a Músicos sin Fronteras haciendo un concierto en el teatro Campos de Bilbao, con la ayuda, en algunas canciones, de la Orquesta Municipal de Bilbao. Entonces vi que aquello podía sonar muy bien.

Escuchar sus canciones es un acto de memoria histórica ¿Cómo fueron los años 70?

Fueron de gran efervescencia social y política. Ya por entonces era nacionalista, comunista e internacionalista. En 1974 empecé a grabar mis canciones, con lo que me convertí en un personaje público, en un cantautor comprometido. En los años ochenta estuve a punto de presentarme a las elecciones para la Alcaldía de Donostia.

¿Son 45 años cantando?

-Cantando en euskera desde 1973, pero yo ya cantaba con anterioridad, así que 45 años con momentos duros, pues al principio era un no vivir, con problemas policiales, prohibiciones, problemas políticos dentro del país. El tiempo ha puesto luego las cosas en su sitio

A veces sucede que la etapa más complicada es la más…

-En aquella etapa estábamos todo el día con la adrenalina puesta. Pero sí, la verdad es que estoy muy contento por haberlo vivido.

¿Primero fue cantante y después músico?

-Yo vine a este mundo con la música en las venas. Hay dos tipos de músicos, los que se suben a un escenario y, por muy bien que toquen o canten, no comunican. Y los que llevamos la música dentro, en el alma, que nada más pisar el escenario ya estás conectado a la gente. Se nace con algún gen, no sé, como me está ocurriendo con un nieto mío de dos años, que lleva el ritmo conmigo perfectamente.

¿Cómo está hoy la música vasca?

-Ahora es cuando más músicos de calidad hay en Euskadi. Otra cosa es qué salida tienen. Lo que no veo es un relevo generacional en el mundo de los cantautores. Pero hay contradicciones terribles: estamos hablando de Donostia Capital Cultural en 2016, y Donostia no tiene banda de música, si bien tienen banda de música Deba, Azpeitia, Azkoitia, Hernani, Pasaia… Los conservatorios están llenos, Musikene está en San Sebastián, pero falta algo, falta escucharles, aunque sea en la calle.

Los cantautores de una época de Euskadi se han agrupado a veces para cantar.

-La gente respondió muy bien a la Gu gira que montamos durante dos años Gorka Knörr, Txomin Artola, Niko Etxart, Gontzal Mendibil y yo. Éramos como un parque jurásico. Teníamos un buen grupo detrás, lo pasamos muy bien; y llenar, llenábamos. La gira la terminamos en la Trini de Donostia muy bien, con su toque nostálgico.

‘Maite’ es una de sus canciones emblemáticas. Se preguntaba en esa canción, ¿qué es el amor? y ¿cuánto dura?

-El amor se transforma en cariño y respeto. ¿Cuánto dura? El amor dura lo que dura el respeto y el mutuo afecto. Puede durar toda la vida.

Dice que los vascos, en estos temas, somos “duros, pero nobles”.

-Los vascos nos hemos hecho a base de fuego y martillo, en una forja, pero mantenemos la dulzura. Somos gente noble, contundentes en nuestras creencias para defender lo nuestro, cosa que en otros sitios han hecho dejación y ahora se lamentan de ello.

Sus canciones hablaron de amor y patria. ¿Cómo resisten el paso del tiempo?

-Si analizas cien canciones mías, sólo un 20% son cañeras; la mayoría son canciones de amor. No podía permanecer impasible ante lo que pasaba. Cuando hicimos la cantata a Txiki y Otaegi yo estaba absolutamente indignado. Uno de los abogados me dijo una tarde: “Los fusilan mañana”. Recuerdo que salí a la calle y armamos la de dios. Después hicimos aquel texto imprescindible. Yo seguía cantando el Maite, maite, maitia y el Zu ere, pero la rebeldía me acompañaba, porque yo he sido siempre Josean Larrañaga, y Urko es el que canta de vez en cuando en los conciertos. Eso siempre lo he tenido muy claro.

‘Guk euskaraz, zuk zergatik ez?’, es otro de sus emblemas musicales. ¿Es hoy el euskera ese “mar azul y ancho” del que hablaba en la canción?

-Está en buen momento, pero camina más lento de lo que nos gustaría. Se habla más euskera que nunca en las calles de Euskadi y del norte de Navarra. En Donostia cada día se oye más, pero hay un corredor Errenteria-Pasai Antxo-Irun, donde se habla poco euskera. Al igual que ocurre en Lasarte y Andoain. Pero vete a Usurbil, Zarautz, Orio… ahí tienes 100% euskera. Villabona, Tolosa, toda la parte de Beasain, donde el euskera es lengua vehicular para todo.

Ha musicado versos de Gandiaga, Aresti y Zulaika, pero solo a Bergamín le dedicó un disco entero.

-Vivía a dos manzanas de mi casa, en Pedro Egaña, al lado del río. Un pariente me regaló un día uno de sus libros de poesía. Lo empecé a leer con veneración. Me costó dos años conseguir los permisos de su familia para musicar los poemas.

Le he escuchado cantar ‘¿Que no soy de mi tiempo?’, de Bergamín.

-“Ahora que al leerme estáis tal vez pensando / que no soy de mi tiempo. / Del mío sí. Pero tal vez ahora / ya no lo soy del vuestro. / … / En estas soledades en que vivo / me miráis como a un muerto: / Sin ver que es otra vida / y otro mundo / lo que yo llevo dentro” (canta).

Bergamín era de los que tenía presente la muerte en sus poemas.

-En un poema que musiqué dice: “Está triste mi esqueleto porque le voy a llevar de paseo al cementerio”. Bergamín me enseñó a no tenerle miedo a la muerte. He hecho muchas cosas, y quizá está mal que lo diga, pero me siento querido cuando hablo con la gente por las calles de Donostia. Esto ocurre porque he volado siempre a ras de suelo.

¿Se canta con más ganas después de ver las orejas al lobo de la muerte?

-Cuando sales de ese “paso”, tu actitud cambia. Te das cuenta de por qué idioteces discutimos, por qué tonterías nos enfadamos. Qué egoístas somos.

¿Qué es la música, qué son las canciones entonces?

-Una expresión del alma que algunos necesitamos como respirar. Cantar me libera. Yo soy cantarín. Y si hay que cantar por otros, canto. Me gusta cantar tangos, boleros, rancheras, todo. En mi barrio de Amara nos sentamos y cantamos. En mi cuadrilla hay gente que canta muy bien. Y sí, cómo no, cantamos como locos.

Las claves

“Cuando pierdes la salud, tu actitud cambia. Te das cuenta de por qué idioteces discutimos, por qué tonterías nos enfadamos”






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