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martes, 26 de enero de 2016

Actores Vascos en la Pantomima Madrileña

Sigue la puesta en escena de la pantomima pseudo-democrática en Madrí. Desafortunadamente, las circunstancias obligan a la participación de los partidos políticos vascos.

Aquí un análisis al respecto publicado en Naiz:

Hubo un tiempo no tan lejano en el que Euskal Herria era el monotema de las portadas españolas. Progresivamente, estas cuestiones quedaron relegadas al último lugar de las preocupaciones reflejadas por el CIS. Aún se usa el «todo es ETA» para estigmatizar y tanto el Ministerio del Interior como la caverna mediática tratan de sacar rentabilidad política a sus rutinas. Pero ya no es lo mismo. Maniobras como la supuesta exclusiva de Antena 3 sobre el viaje a Venezuela suponen una anacronía que roza casi el carácter de sketch, pero que, por desgracia, queda como única referencia a Euskal Herria en un contexto en el que el panorama en Madrid no deja de moverse. Y eso que todavía quedan pendientes asuntos por resolver, como presos y desarme.

La irrupción de Podemos pilló a contrapié tanto a PNV como a EH Bildu. Sin ni quiera pisar territorio vasco, Pablo Iglesias situó a su formación como la más votada y metió presión a jelkides y abertzales en un año que también es electoral en la CAV. Y eso que sus diputados han quedado tan diluidos en el grupo estatal como los del PP o el PSOE.

Los últimos años constituyeron un árido desierto. Mariano Rajoy y su mayoría absoluta optaron por ignorar tanto a los partidos de ámbito vasco como a sus instituciones y nada podía hablarse con un presidente español que no cogía el teléfono. Ahora podría ser diferente. El derecho a decidir estará sobre la mesa, gracias a Catalunya, y la resolución debería estarlo igualmente.

El PNV siempre se ha vendido como el partido central que puede gobernar en la CAV, pactar en Madrid y salir indemne de cualquier circunstancia. En una coyuntura adversa, el 20D logró mejorar sus resultados. Su plan es reforzar su relación preferente con el PSOE y confiar en que lo pactado en Madrid pueda tener reflejo en los próximos cuatro años, cuando reubique el debate sobre el «nuevo estatus». Su problema es que antes sus diputados valían su precio en oro por sí solos y ahora dependen de decisiones ajenas.

Su apuesta resulta clara: Pedro Sánchez como presidente y apoyos externos. Así se entiende que Aitor Esteban reaccionase de forma beligerante cuando escuchó a Iglesias lanzar su plan de tripartito: no eran las formas como dijo, sino el miedo a cualquier ecuación que deje al PNV sin su capacidad de ejercer de «embajador». Que se repitiesen los comicios es también uno de los terrores jelkides, no vaya a ser que las matemáticas no sean tan generosas como a finales de 2015. También se ven en la obligación de marcar a Podemos. En Sabin Etxea se considera que a la izquierda abertzale se le tiene cogida la medida. Pero no a Iglesias.

EH Bildu, por su parte, quedó paralizado tras unos resultados innegablemente malos. Con el debate Abian en marcha y la vista puesta también en las elecciones de otoño, el «frente amplio» lanzaba ayer una propuesta de «marco vasco de actuación» en Madrid que interpela tanto a Podemos como a PNV. Cierto que sus dos diputadas no son contabilizadas en ninguna de las sumas, pero la imaginación en contextos adversos es una virtud del independentismo de izquierdas. La nueva situación obligará a entender la política más allá de discursos en Youtube. No olvidemos la rentabilidad que gente como Uxue Barkos sacó a un único escaño: de Madrid a presidir Nafarroa con un modelo de cambio que dejó fuera al establishment.






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