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sábado, 21 de noviembre de 2015

Vascos, Correntinos y Argentinos

Les presentamos una saga más de la diáspora vasca en Argentina cortesía de esta reseña publicada en la página de El Litoral:

Se presentó la semana pasada en Curuzú Cuatiá el libro “Los vascos y la estancia curuzucuateña”, de los hermanos Juan Carlos y Juan Pedro Zubieta Oria.
El libro surge de algunas preguntas que durante muchos años los autores se hicieron en la intimidad familiar sobre sus orígenes y el derrotero que siguieron sus parientes durante las distintas olas migratorias a esta zona del continente americano.
Los contenidos del libro, por lo tanto, están precedidos de varias preguntas relacionadas con “la idiosincrasia, personalidad y cultura de los vascos que llegaron a Curuzú, de sus hijos y nietos que consolidaron la obra de sus padres, terminaron de moldear un tipo de explotación con características únicas y sobre todo una personalidad individual y social que trasciende la actividad agropecuaria y a los descendientes directos de esos euskaldunes”, dice Juan Carlos Zubieta Oria.
“Siempre sentí además la curiosidad de saber cómo era posible que un inmigrante vasco llegado a Curuzú con lo puesto, se convierta en corto plazo en hacendado adquiriendo en buena ley tierras con el producido de las zafras de lana”, agrega Juan Pedro en el prólogo. Las respuestas que da el libro están engendradas en esas interrogaciones compartidas en innumerables charlas hogareñas que ahora encuentran el camino a un mejor conocimiento de lo sucedido.
El libro comienza poniendo en situación al lector con un breve y muy preciso repaso de la historia de los vascos en general y en particular aquellos que se aventuraron a la mar en busca de nuevas posibilidades. El volumen cuenta con un minucioso trabajo de investigación demográfica, evolución del ganado ovino, o variaciones de las propiedades según datos de censos agropecuarios de principios del siglo XX, que concluyen en la tesis de que la mayoría de los vascos llegados sin nada pocos años más tarde ya eran propietarios de sus tierras donde llevaron adelante tareas de campo.
El acto realizado en la sede de Acyac (Asociación Cultural y Artística curuzucuateña) en Curuzú, no sólo fue una exposición de datos sino que se convirtió en un entrañable reencuentro con los parientes y amigos que ya no están.
Allí fueron llegando don Miguel Angel Marticorena, Pablo Belaustegui, Javier Jauregui, Teresita Sanzberro, Rosita Berecoechea, María Eugenia Irastorza, Etelvina Belaustegui, Luis Venancio Marticorena, Martín y Guillermo Rapetti Erro Ubiria, Eduardo Ocampo Erro, Alejandro y Fermín Oria, Eduardo Irastorza, Camencha Lizarazu, Juan Aníbal Ainciart, Lucio y Orlando Aspiazu, José Gauna Mendiburu, Ricardo y Agustín Belaustegui, Elsa María Larreteguy y Luis Venancio Maticorena.
Más que una presentación de un libro fue una profunda ceremonia de evocación de esos inmigrantes que llegaron a estos lares y se quedaron. A los que se establecieron, detuvieron su peregrinaje y fundaron sus nuevas casas en este nuevo país que amaron tanto como el que dejaron. Si aquella patria vasca quedaba lejos ahora, esta nueva los recibía con los brazos abiertos.
Así nació la estancia curuzucuateña según los Zubieta. Allí se quedaron y allí construyeron sus casas, fundaron su nuevo hogar en el campo y fueron vascos, correntinos y argentinos. 
Los Zubieta son del caserío de Etxalar (Nafarroa, España) y significa sitio del puente. Los Oria llevan un apellido frecuente en los mapas vascuences como Monte Oria, río Oria y significa “lugar del agua”. Ambos fueron los pioneros en estas tierras de Sudamérica. Muchos años después Juan Carlos Zubieta llegó a Curuzú desde Entre Ríos, como juez en lo Civil y Comercial, donde se casó con Nélida Sebastiana Oria, padres de los autores del libro.






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