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viernes, 5 de junio de 2015

Somos lo que Comemos

Les compartimos este texto publicado en la página de Euskaria Fundazioa:



Txutxi Ariznabarreta | Independentistak Sarea

Cuando Vía Campesina planteó la soberanía alimentaria en el foro alternativo convocado en Roma con motivo de la celebración de la Cumbre Mundial de la Alimentación de la FAO en 1996, nadie imaginábamos que el concepto y el debate sobre el mismo fuera a extenderse con tanta fuerza a todo el mundo y que llegara a tener tanta relevancia en Euskal Herria.

En la base del debate está la reivindicación del derecho a la alimentación como derecho humano básico que debería estar garantizado a toda la población mundial y, cada vez más, se está viendo que la soberanía alimentaria es fundamental para la construcción de un sistema capaz de garantizar el derecho universal a la alimentación en un mundo en el que siguen existiendo más de 1.000 millones de personas que no tienen acceso a ella.

En ese sentido, la Declaración del Foro para la Soberanía Alimentaria de Roma de 2002 define la soberanía alimentaria como el derecho de los pueblos, comunidades y países a decidir y definir sus propias políticas agrarias, pesqueras, alimentarias y de tierras, de manera que estas sean ecológica, social, económica y culturalmente adecuadas a sus circunstancias. Esto incluye el verdadero derecho a la alimentación y a la producción de alimentos, lo que significa que todos los pueblos tienen derecho a una alimentación sana, nutritiva y culturalmente apropiada, así como derecho a disponer de capacidad para mantenerse a ellos mismos y a sus sociedades.

La profundización en la soberanía alimentaria nos lleva a una total interrelación entre lo global y lo local, porque únicamente desde las experiencias y los avances reales a nivel local se dotará de la base social suficientemente sólida para lograr la dimensión global necesaria para hacer frente al sistema económico neoliberal y a la dictadura de las agroindustrias multinacionales, que responden a los intereses de negocio del capital financiero internacional. Solamente así será alternativa de futuro para hacer realidad la reivindicación de que otro mundo es posible.

En Euskal Herria se está profundizando y avanzando mucho en este tema y la soberanía alimentaria es el eje de pensamiento sobre el que está tomando cuerpo el nuevo movimiento agrario vasco, que ve en ella la alternativa de futuro para el sector. Pero, más allá de su importancia como alternativa económica viable y sostenible, la soberanía alimentaria tiene una enorme relevancia desde el punto de vista social y político para el futuro de nuestro pueblo.

Por un lado, plantea una alianza estratégica solidaria entre las personas productoras y consumidoras de alimentos. Una alianza basada en la solidaridad, la sostenibilidad, la justicia social y la igualdad que debe extenderse a toda la mayoría social trabajadora vasca. Esto es un enorme ejercicio de empoderamiento social. La soberanía alimentaria nos hace más soberanos y más libres como personas y como pueblo.

Por otro lado, el movimiento vasco a favor de la soberanía alimentaria adquiere todo su sentido y toda su dimensión estratégica si lo situamos como uno de los pilares del proceso de la construcción material del Estado vasco. Fase de construcción material que es indispensable para dar el salto a la constitución formal del Estado vasco.

Desde los diferentes sectores y mundos de actividad –económicos, sociales, culturales, educativos, institucionales…– estamos construyendo, día a día, nuestro Estado, en el que la alimentación de la ciudadanía es uno de los grandes apartados. La filosofía de la soberanía alimentaria es fundamental para desarrollar una agricultura, ganadería y pesca al servicio de las necesidades e intereses de la sociedad vasca, en clave estratégica de futuro como pueblo, tanto para la producción de alimentos de calidad como en lo que se refiere al medio ambiente, al desarrollo sostenible, a la cohesión social y económica, y a nuestra cultura e identidad.




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