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viernes, 28 de octubre de 2011

Una Opinión Desde Colombia




Hemos leído y releído infinidad de textos acerca del fin de la lucha armada de ETA, algunos hemos estado a punto de reproducirlos aquí pero al final hay detalles que los hacen repetitivos y se han quedado en la gaveta de los descartados, no así este que ha sido publicado en Rebelión y que ha sido enviado desde Colombia:

ETA de la dejación de las armas y lucha política

Carlos Medina Gallego | Rebelión

Agradecimiento especial a Carlos Arturo Velandia

Gran parte de mi vida me he dedicado a estudiar los grupos armados en mi país y se de la manera como los mismos han evolucionado en el tiempo de su condición de grupos insurgentes con proyectos revolucionarios socialistas y grandes simpatías sociales, al señalamiento de grupos terroristas y narcoterroristas enfrentados a guerras no solo militares contra los distintos gobiernos y sus políticas de seguridad y defensa, sino, adicionalmente, contra bien estructuradas campañas de difamación mediática que en no pocas ocasiones los mismos grupos alimentan con sus equivocadas formas de operan contra la población civil. Pero si algo me ha quedado claro en todos estos años de investigación académica es que a pesar de todas las objeciones que se les puedan hacer a grupos como las FARC, el ELN y para el caso de este articulo a la ETA, estos siguen manteniendo en su esencia la naturaleza política de su lucha y ese constituye su principal patrimonio histórico en un proceso de solución política negociada.

No menos claro es para mí que en el desarrollo de una guerra que se toma cuatro o cinco décadas con periodos de profundo recrudecimiento y ensañamiento en las formas de operar de los actores se vaya creando una situación crítica en materia de violación de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario, así como una población de victimas que no deja de sentir rabia e impotencia frente a su situación y no pocas veces ganas de venganza lo que prolonga de manera indefinida el espiral de la violencia. Pero las guerras no se dan entre ángeles y demonios, entre buenos y malos, entre los que tienen derechos y los que no los tienen. Todos los que participan en la guerra son responsables de sus acciones y de sus resultados. Unos como otros, insurgencia como fuerzas militares y organismos de seguridad, secretariados y comités centrales, como gobiernos, son responsables por igual de los crímenes cometidos en la guerra y las prácticas criminales en que incurran sus miembros. Pero igualmente, tienen unos derechos a los que no se les puede negar acceso por violentos que hayan sido su crímenes. Entre ellos el derecho a la justicia cuando se encuentran prisioneros y a todas las posibilidades que contempla el régimen carcelario existente en cada país.

El viernes 21 de octubre se conoció el pronunciamiento público de ETA en la que le avisa al mundo la dejación definitiva de las armas y se dispone a retornar a los caminos de la democracia sin abandonar las causas estructurales del proyecto de lucha nacionalista del pueblo Vasco. No tengo la menor duda que ETA fue siempre una organización político militar integrada por militantes independentistas vascos, no obstante, los permanentes señalamientos de criminales y asesinos y sus prácticas de guerra que en medio siglo dejaron algo más de 850 muertos, nada comparado con el conflicto colombiano, pero escandaloso para una sociedad como la española o la francesa.

La decisión de marchar hacia la dejación de armas más que una derrota militar en la que hubiesen podido languidecer cinco décadas más, se ha producido porque procesos muy importantes al interior de los movimientos de izquierda vasca han creado las condiciones para que muchas de las reivindicaciones políticas del pueblo Vasco encuentren en la lucha electoral y política un camino de seguros y legítimos éxitos.

La ETA ha dado un paso transcendental en la dejación definitiva de las armas y más que por una derrota militar, por la que debe ser ponderada su segunda más importante y exitosa decisión política, es por el acatamiento juicioso de los dictámenes políticos de los proceso de la izquierda Vasca que ha ido abriendo contra todos los obstáculos de la derecha y de las izquierdas tradicionales, un lugar propio para la lucha política del pueblo Vasco. Hoy le corresponde a los Estados de España y Francia desmontarse de los discursos triunfalistas para abrirse a la profundización de la democracia y al emprendimiento de acciones políticas que contribuyan a su fortalecimiento.

Las labores de las contrapartes en el conflicto vasco ya han sido realizadas: la izquierda abertzale ha creado las condiciones políticas necesarias, para que la organización armada ETA haga el tránsito de la guerra a la política, al construir la propuesta y movimiento SORTU (Nuevo Amanecer), que por impedimentos de la Ley de Partidos no fue habilitada para las elecciones en el país vasco, pero que finalmente pudo entrar en el proceso electoral bajo la fórmula de BILDU y ganar espacios de gobernabilidad importantes. ETA entendió que era el momento de oportunidad para poner fin a la acción armada, luego de 43 años, cuando la sociedad vasca y la izquierda se disponen a dar la lucha, en democracia, por la obtención de las aspiraciones de los vascos que quieren ser reconocidos como nación y que reivindican su país como Euskalherria.

La comunidad internacional, representada por importantes organizaciones no gubernamentales, y personalidades reconocidas en el mundo de las mediaciones de paz, acompañaron el esfuerzo y sacrificio de los vascos con la realización de la Conferencia Internacional de Paz de San Sebastián, donde se produce la Declaración de Donostia, la cual ha sido acogida en su totalidad tanto por la izquierda Abertzale, como por la sociedad Vasca.

El mundo debe quedar a la espera de que en lo inmediato España y Francia, produzcan hechos de gobierno que den solidez a estos esfuerzos de paz, que en mi concepto no pueden ser otros que:

1.- Libertad inmediata para Arnaldo Otegui, líder de la izquierda Abertzale y gran constructor de este proceso de paz,

2.- Amnistía para Josu Urrutikoetxea, conocido como "Josu Ternera", quien desde la clandestinidad logró que ETA se inclinara por la actual salida de paz y por la declaración del fin de la lucha armada.
3.- Que se produzca el acercamiento inmediato de los presos políticos militantes de ETA, a cárceles del país vasco. Y todo el que quiera informarse de la situación de los presos de ETA debe saber que han pasado por los más rigurosos sistemas carcelarios inspirados en un deshumanizado sistema de aniquilamiento físico y moral, despertándolos cada dos horas, reduciendo al mínimo su tiempo al aire libre y su higiene, cambiándoles constantemente de celda y de cárcel, impidiendo que las familias les hagan llegar libros o comida, obstaculizando al máximo el contacto con sus personas queridas…Los presos de ETA deben revestirse de todas las garantías y derechos establecidos para los presos políticos en el derecho internacional y debe pensarse para ellos un indulto general.

4.- Que se derogue la Ley de Partidos, por cuanto al desaparecer la amenaza de la violencia armada de ETA, ésta ley pierde toda vivencia y se constituye en un obstáculo para la profundización de la democracia y la consolidación de una autentica paz.

5.- El Gobierno de España debe promover de inmediato, el retiro de Herri Batasuna de las listas terroristas de la Unión Europea; promover su rehabilitación política y su inmediata legalización; y

6.- Los Gobiernos de España y Francia deben disponerse a la apertura de diálogos con ETA sobre "las consecuencias del conflicto", esto es:
a) Una solución judicial tanto para los presos como para los que siendo miembros de ETA no lo están.

b) Reivindicación de todas las víctimas, sobre la base de que "Victima es Victima", sin exclusiones y sin distinciones.

c) Apertura de un proceso de verdad, reparación y justicia que lleve al esclarecimiento de lo ocurrido, a la dignificación de las víctimas, a la reparación económica y moral de todas las víctimas y sus comunidades y a la aplicación de una justa justicia para los perpetradores de los grandes crímenes cometidos durante el largo conflicto vasco.

d) Discusión y acuerdo sobre el tema de las armas; sea este por la vía de la entrega a un tercero confiable, o la destrucción certificada por tercero confiable.

Sin duda son estas acciones, entre otras de naturaleza política de gran aliento son las que pueden llevar al punto de cierre uno de los conflictos interno - internacionalizado más prolongado en la Europa de los siglos XX y XXI.

Colombia tiene un camino largo aun por recorrer que no es en nada parecido al recorrido por ETA, pero seguramente en algún momento cuando la democracia se hay profundizado y los movimientos políticos y sociales de izquierda sean respetados y valorados como parte fundamental de la construcción de la democracia, las FARC y el ELN se verán abocados a tomar la decisión política, que hoy valientemente ha tomado la ETA, presionados por una sociedad civil urgida de tener un respiro de paz en la larga historia de la violencia colombiana. 

Carlos Medina Gallego es Docente-Universitario. Universidad Nacional de Colombia



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