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lunes, 10 de octubre de 2011

Embajadores Musicales


Siempre hemos considerado que la cultura vasca es una magnífica ventana por la que la comunidad internacional puede conocernos primero, entendernos después y solidarizarse eventualmente con nuestra lucha por la autodeterminación y la recuperación de nuestra soberanía, por eso les compartimos esta nota publicada en Diario Vasco:

María José Cano
Una importante representación de músicos vascos recalará hoy en Bruselas para ofrecer en el Centro Cultural Wolubilis un concierto muy especial con motivo de la celebración del 25 aniversario de la Delegación de Euskadi para la Unión Europea. El Orfeón de Tolosa viajará con varios solistas vocales y cinco instrumentistas para un concierto que, dirigido por Ignacio Ruiz de Alegría, tendrá dos partes bien distintas. En la primera se podrán escuchar algunos fragmentos de la 'Petite Messe Solennelle' de Rossini y en la segunda, los músicos interpretarán una selección de canciones populares vascas. El encuentro finalizará con el Himno del 750 Aniversario de la fundación de Tolosa compuesto por Enrique Ugarte con letra de Karlos Linazasoro.
En total son sesenta personas las que se desplazan a la capital belga. Además de los miembros del coro, cantarán en la obra de Rossini la soprano Amaya Arberas, la contralto Beatriz de Gálvez, el tenor Juan Noval y el bajo Pablo García, junto al piano de Javier Pérez de Azpeitia y Ana Belén García en el harmonium. En la segunda parte se unirán el guitarrista Iñigo Agirre, Juanjo Falcón al bajo eléctrico y el batería Mitxel Longaron.
Un reto importante
Para el director del Orfeón de Tolosa, Ignacio Ruiz de Alegría, se trata de «un reto importante que nos llena de satisfacción, porque vivimos en un país con estructuras musicales y corales muy afianzadas y para un coro modesto como el nuestro es muy gratificante dar un paso así». En su opinión, la razón de que hayan contado con su coro para este importante encuentro puede ser «el concierto que dimos hace cuatro años con motivo del 750 aniversario de la villa de Tolosa. Tuvo mucha proyección mediática, porque se ha emitido muchas veces en EITB. Además preparamos un repertorio específicamente para aquella cita. Enrique Ugarte realizó un trabajo precioso de orquestación de obras de Urko, Xabier Lete, Benito Lertxundi o Mikel Laboa entre otros, una selección de obras emblemáticas vascas que se salía de las típicas tradicionales del folclore vasco que suelen cantar los coros. Sólo nosotros tenemos ese material y la Delegación Vasca en Bruselas estaba muy interesada en que se interpretara este tipo de repertorio».
En aquel concierto esas obras se interpretaron con orquesta, pero esta vez se ha tenido que optar por unas versiones más reducidas. «El trabajo de Ugarte combinaba la orquesta clásica con instrumentos más modernos. Ahora lo interpretaremos con esas instrumentaciones modernas pero sin orquesta, aunque queda igualmente molón e innovador».
El Himno del 750 aniversario de la villa de Tolosa cerrará el encuentro de Bruselas. «Era una aspiración que teníamos como coro de Tolosa. Está muy bien escrito, tiene connotaciones vascas y resulta muy rico en elementos melódicos», señala Ignacio Ruiz de Alegría.
Con el encuentro de hoy, el Orfeón de Tolosa da un paso más en su carrera. Según explica su director, «nació a raíz del estreno de la ópera 'Leidor' de Mocoroa. Había sido compuesta en los años treinta y la coral Leidor se propuso estrenarla. Era una obra que requería más recursos que los que tenía esta agrupación, así que se unió al coro de chicas Eresoinka -en el que cantó Ainhoa Arteta y que dirigía su padre-, al de hombres Abeslari Lagunak y a otro coro de Baiona.
Se juntaron los cuatro para ese proyecto concreto, consiguieron estrenar la obra e interpretarla en varias ocasiones. A partir de ahí, decidieron refundarse como un solo gran coro con el nombre de Tolosako Orfeoia».
Ignacio Ruiz de Alegría ha sido su director desde entonces. En la actualidad el Orfeón de Tolosa cuenta con unos sesenta cantores «en lista» aclara su director. «En los conciertos solemos ser unos cincuenta, que es un número bonito para ciertas obras, pero insuficiente para otras de mayor calado».

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