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martes, 15 de septiembre de 2009

Recordando a la Red Cometè

Son muy pocos los que saben la parte tan importante que jugó la resistencia vasca durante la Segunda Guerra Mundial, esta nota publicada en el blog de Ahaztuak 1936-1977 arroja luz acerca de la heroicidad de los que participaron en la Red Cometè:


Una guía hacia la libertad

Aquellos soldados se mostraban sorprendidos ante la juventud de quien les dirigía desde territorio controlado por los nazis hasta un lugar seguro. "¡Esta muchacha nos va a llevar a la libertad!", tuvo que escuchar varias veces Andrea Nadine, cada vez que se disponía a guiar a unos aviadores desde Bélgica hasta París. Y, sin embargo, lo conseguía con éxito. Un ejemplo más de la determinación y la valentía de los miembros de la red Comète , la organización clandestina que, entre 1941 y 1944, transportó hasta el País Vasco a cerca de 800 pilotos aliados que habían caído entre filas enemigas.

Dentro de los actos organizados en el marco de la X Travesía Conmemorativa de la red Comète en el País Vasco, Nadine participó ayer en un encuentro con los alumnos de la ikastola Axular Lizeoa de Donostia. La conferencia, en la que también intervino Roger Stanton -secretario de la Sociedad Conmemorativa de las Rutas de Huida de la II Guerra Mundial (ELMS)- sirvió para dar a conocer a los jóvenes varios de los hitos de aquella labor clandestina.

Fue Stanton el encargado de explicar la misión de la red, de cómo se construyó una maraña de contactos que ofrecían refugio a los aviadores y los guiaban hasta Iparralde, desde donde atravesaban los Pirineos con la ayuda de un mugalari. Tal y como narró el portavoz inglés, una vez que llegaban a Donostia, los recogían coches diplomáticos británicos para transportarlos hasta Gibraltar. De allí, volaban de vuelta a Londres.

"Se trataba de un juego muy peligroso", subrayó Stanton. No en vano, según detalló, por cada cuatro soldados que conseguían evadirse de las líneas enemigas, un miembro de la red clandestina era asesinado por los nazis o las policías colaboracionistas. "Cualquiera de ellos podía ser salvajemente torturado, ejecutado o enviado a un campo de concentración", recalcó el secretario de ELMS.

Stanton también recordó a los principales protagonistas de aquella historia. Entre ellos, al sigiloso y discreto mugalari Florentino Goikoetxea. Este baserritarra de Hernani, gran conocedor de la zona, dirigía a los pilotos aliados de un lado de la muga hasta el otro. Fue tiroteado, herido y apresado en 1944, cuando la contienda encaraba su final. "Era tan importante su trabajo, conocía a tanta gente, que los integrantes de la red se preocuparon mucho". Tanto que se reunieron para planear su liberación. "Robaron una ambulancia, se disfrazaron de enfermeros y consiguieron sacarlo del hospital donde estaba ingresado, a salvo de la policía", relató Stanton.

Otra de las protagonistas de esta heroica historia, Andrée de Jongh, -más conocida como Dédée - también fue nombrada durante la conferencia. Organizó y dirigió la ruta de la red Comète hasta el País Vasco, antes de ser apresada por los nazis en Donibane Lohizune (1943).

La pequeña Dédée | de París a Mauthausen

Andrea Nadine, precisamente, fue apodada la pequeña Dédée. La belga, ahora octogenaria, tenía 17 años cuando la familia de Dédée pidió ayuda a la suya para participar en la resistencia belga. "Cuando los alemanes invadieron Polonia, Francia e Inglaterra declararon la guerra a los nazis. Bélgica fue neutra y yo me enfadé muchísimo", rememoró. Así que, cuando Alemania entró en el país belga, se integró en la red Comète . "Al viajar en tren con los soldados desde Bélgica a París, pasábamos momentos complicados", relató. Sin embargo, conseguían burlar la vigilancia viajando en tercera clase. "Los vagones llevaban a mucha gente, algunos con mercancía de contrabando. Así pasábamos desapercidos", explicó, emocionada.

Nadine fue apresada en 1943 por los nazis y trasladada al campo de concentración de Mauthausen (Austria). "Vimos cosas horribles. Cómo mataron a un hombre dejándolo desnudo al aire libre, tirándole cubos de agua para que se congelara", resaltó. Años después de aquella situación, su mirada parecía reflejar aún la misma valentía y el compromiso juvenil con la libertad.


Y ya que estamos hablando del tema, que les parece este texto publicado en Rebelión:

La memoria alemana y la española

Joan Garí

La semana pasada tuvieron lugar dos hechos absolutamente contradictorios relacionados con la memoria histórica europea. Por un lado, las autoridades alemanas, en un nuevo paso higiénico en relación con su pasado, rehabilitaron jurídicamente la figura del desertor en la segunda guerra mundial. A partir de ahora, aquellos soldados de la Wehrmacht que se resistieron a la disciplina hitleriana, hasta hora considerados meros traidores (sic), pasan a engrosar las filas laureadas de la disidencia y la resistencia interior. Un hecho trascendental, por cierto, que ha pasado de puntillas por la prensa española.

Mientras tanto, en España, tuvimos que ver las bochornosas imágenes del juez Garzón citado a declarar por el osado atrevimiento de pretender exigir responsabilidades judiciales por los crímenes franquistas. ¿Qué significan estas dos realidades simultáneas? Significan, simplemente, que Alemania y España abordan de manera opuesta una misma circunstancia: la herencia de los crímenes y las arbitrariedades del fascismo. Por supuesto, no se me escapa que en un caso –el alemán- la barbarie fue derrotado con las armas, mientras que en el otro –el español- murió plácidamente en su cama rodeada por el equipo médico habitual.

Sinceramente, no creo que haya que renunciar a ver esto con una mínima objetividad. Puede que Hitler matara a millones de personas y Franco sólo (sic) a algunos centenares de miles pero, ¿de verdad ésa es la diferencia? Desengañémonos: este no será un país decente hasta que la parte de la sociedad que todavía disculpa al franquismo no se despoje de su pesada carga. ¿Lo veremos algún día?


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