Un blog desde la diáspora y para la diáspora

miércoles, 30 de abril de 2008

Historia y Pueblos Vascos

Este interesante ensayo histórico acerca de los pueblos vascos ha sido publicado en Osoa:

LOS PUEBLOS VASCOS AL ENTRAR EN LA HISTORIA

Aitzol Altuna



El hombre es un animal social. Por mucho que retrodevanemos el ovillo del tiempo siempre topamos con grupos, pero nunca con individuos aislados y solitarios. Bandas, linajes, clanes, tribus, castas, ciudades, estamentos, reinos, territorios feudales, imperios, iglesias, repúblicas, ligas o federaciones, clases, naciones, estados....., agrupaciones sociales con otra denominación y estructura, comunidades o asociaciones, en definitiva, pueblos, -solos o coaligados- unidades sociales básicas, agentes efectivos de organización social y cultura, de cuanto positivo y negativo para la humanidad ha acaecido en el tiempo.

Se trata indefectiblemente de conjuntos humanos organizados, inmediatamente conscientes de su identidad, nómadas o sedentarios pero, en cualquier caso, adscritos a un territorio (estable o coyuntural) que consideran de uso exclusivo y que satisfacen sus deseos o necesidades mediante el empleo de recursos y energías que controlan directa o indirectamente.

Joseba Ariznabarreta
Pueblo y Poder. Cuadernos para la reconstrucción de la razón, 2007


Los pueblos vascos o las distintas unidades políticas vascas que citan esos autores son (grupos humanos con una dinámica política y cultural diferenciada aunque con el mismo substrato vasco):

Aquitanos o Akitanos: a su vez se dividían en numerosos clanes o pueblos, doce según Julio César. De ellos han llegado hasta nuestros días la de los Beárneses, zuberotarras, salacencos, araneses (Lleida) o ronkaleses. Vivirían en las tierras de Akitania o Gascuña actual, incluido parte de Iparralde: la Baskonia continental. En Akitania residiría la mayoría de la población vasca por ser la más apropiada para ello.

"Aquitania" probablemente viene del pueblo principal de la zona "Ausco" o “Ausko” (la “c” latina se lee como una “k”), de ahí ausko+itano. “Ausci” o “Auski” (de Auch) es el plural de “Auscus”.

Uno de los pueblos akitanos importantes de esta época fue la de los tarbelli, al norte de Baiona, de la que Estrabón decía tenían minas de oro de gran riqueza de la que se extraían hojas tan finas que apenas necesitaban ser refinadas. La mina, sin embargo, parece que estuvo cerca de Baigorri (Baja Navarra).

Otros pueblos akitanos eran las de los mencionados tarbelli, iluronenses (Olorón), bigerriones (Bigorre), convenes, consoranni, elusates (Eauze), aturenses, lactorates o lactorati (al norte hasta el Garona), bernani (Beárn), vasates y la dominante de los ausci.

Autrigones: toda la llamada Castilla Vetula o Vieja, desde Santoña o el río Ansón (que desemboca en Laredo), donde harían frontera con los cántabros (que a su vez por occidente irían hasta el río Sella y bajando por el Cea hasta el norte de Tierra de Campos), serían autrigones los habitantes de la Bureba burgalesa y bajarían por los montes de Oca (a 15 Km. al norte de Burgos capital) y más al sur hasta la parte occidental de La Rioja, Sierra de la Demanda. Los habitantes de este último territorio luego serían conocidos como ruccones (montes de Oca, Sierra de San Lorenzo y de La Demanda o Arandio, otros sitúan a los rucones en el Ronkal), y formarían un frente de resistencia contra visigodos y suevos.

Sería también tierras autrigonas las Enkartaciones bizkaínas hasta el río Ibaizabal-Nervión.

En Alaba la frontera estaría en la Valdegobia autrigona (Valle de Gaubea o Gaubia). Es una de los pueblos vascos más extensos e importantes. La última mención histórica de este nombre es del Cronógrafo del año 354. Estrabón llama a estas gentes "al(l)otrigues" y Floro "Autrigonas".

Caristios o Carietes: El pueblo vasco llamado por los romanos como Karistio o Karieta dominaba toda la comarca de habla bizkaína actual: desde el río Nervión hasta el río Deba en Gipuzkoa y el norte de Alaba hasta Trebiño, con ciudades como Veleia (Iruña de Alaba), Zuazo y Armentia (Suesation), además de otras en la costa.

Las recientes excavaciones en Busturia (en la costa bizkaína), demuestran que ya en el solutrense (hace 19.000 años), los habitantes de esas tierras se desplazaban en verano hasta Trebiño a acechar las manadas de herbívoros que se reunían en aquellos verdes prados, ya que se han encontrado piezas de silex de Trebiño en esas excavaciones de Busturia.

Dice Julio Caro Baroja “la clara distintión dialectal del alavés con relación al navarro o al guipuzkoano, es decir que el alavés (…) era un habla que se parecía más al vizcaíno”. Pero no así en su parte Oriental. Lo mismo hacían los caristios de Labeko koba en Arrasate-Mondragón (Gipuzkoa, Alto Deba). Algunos iban hasta Orduña (actualmente enclave bizkaino en Alaba).

Hay quien cree indoeuropeos prerromanos los nombres de los ríos Deba o Nervión. En realidad Ptolomeo escribe “Nerua” o “Nerva”, emperador romano del s.I que construyó el foro a la diosa romana de la sabiduría y de la guerra, “Minerva”, en Roma. Es más creíble que sean nombres traídos por los romanos, pues no se ha encontrado resto alguno de asentamiento indoeuropeo a cientos de kilómetros a la redonda (habría que irse hasta el Ebro), ni existen restos de luchas que desplacen a la población autóctona que lo justifiquen hasta los asentamientos romanos en la costa y desembocaduras de ríos.

Del mismo modo, nombres como Lezama, Beizama, Zegama, Aldama, Ulzama etc., tendrían que ser revisados (se consideran también indoeuropeos), ya que son topónimos totalmente aislados frente a los masivos vascos que los rodean. Algunos podrían ser una forma de dar nombres de lugar a un “fundi” mediante un término vasco con un sufijo equivalente al latín ”-anus” (mencionado por Julio Baroja), trasformando “-ana” en “-ama”, pues existen sus equivalentes Lezana, Bezana o Aldana entre los pueblos vascos occidentales. Pero puede que sean simplemente topónimos vascos: “Leza=vallado” “ama”=principal o “inicio” (J.Dueso) y así cabe una traducción vasca en todos ellos: Ulzama=presa en el desfiladero, Beizama=prado de vacas, Aldama=ladera pedregosa etc. (N.Nabarte Iraola “Diccionario de apellidos vascos”).

La falta de asentimientos o restos no autóctonos en todo Bizkaia, Gipuzkoa y Lapurdi, pese a todas las catas arqueológicas, no se puede obviar en cualquier teoría prehistórica, pues los restos arqueológicos son datos irrefutables, tanto como la falta de ellos.

Várdulos o bardulos o bardieta (bardyeta): zona de habla gipuzkoana actual, del río Deba al Oria y el valle de Leitzaran, tal y como aparece en los mapas de la época, con un alargamiento por la actual Alaba hasta Trebiño con ciudades como Alegría-Dulantzi (Tulonia) o Alba (Albeniz? Cerca de Salvatierra). Algunos autores romanos hablan de “Varduli” (Mella) y de “Vardulli” (Plinio). En ella Caro Baroja observa la palabra vasca “uri” o “uli” con sus variantes (ciudad).

La última vez que aparecen escritos es en el 456 nombrados por Idacio (después todos serán baskos o baskones). La frontera con los baskones sería el río Urederra y el río Ega a su paso por Lizarra (luego Estella, ya en la Baja Edad Media). Donde Araceli era baskona.

La Burunda y la Tierra de Aranatz, el valle de Lana y el alto valle Ega (Marañón y Aguilar de Codés) serían también bardulas (hoy Alta Navarra). Su primera diócesis fue la de Auca del siglo III, conquistada después por los musulmanes.

Berones: La Rioja centro y oriental, parte de Alaba al sur y norte de Soria, éstos vascos tendrían al parecer influencia celta, pero hoy están desmotadas estas teorías que hay que situarlas en su justa medida: los celtas se asentaron en todo lo que sería después el “Ager Vasconum” pero su huella no es tan profunda como se quiere hacer pensar.

Como hipótesis, pudiera ser que “Berona” fuera una palabra deformada de “Barona”, donde nos encontrarnos con la voz “Barona” o “comarca fronteriza” (“bar” es “fronterizo” en los topónimos vascos y gascones y “-ona” comarca).

Eduardo Aznar Martínez, sin embargo, propone estas interpretaciones: “Y es que dentro del vocabulario vasco existe un término con las variantes «Beruña / Beroin /Beruin», que literalmente significa “vendimia”, y por extensión “mosto, vino”. Como esta palabra no parece tener en principio ninguna etimología posible a través de las raíces de la lengua, es muy razonable pensar que tal vez no sea otra cosa que la derivación de un viejo término latino *Beronia (e incluso tal vez *Berunia, por el conocido paso fonético O > U que se produce desde antiguo), aplicado al antiguo país de los «berones» -tribu que habitó la mayor parte de La Rioja-. Tiempo después, las gentes de habla vasca habrían ido asociando esta palabra con la cultura del vino riojano, hasta el punto de olvidarse completamente de su significado original.

Sin duda a partir de expresiones creadas por jornaleros que se trasladaban a vendimiar a La Rioja, como por ejemplo *Beruñara noa = “me voy a Beronia”, se asociaron como conceptos indisociables el de “país berón” y el de “vino” y “vendimia”, hasta el punto de perderse definitivamente el sentido geográfico original, para adquirir uno de actividad laboral: la expresión *Beruñara noa se interpretó como “me voy a la vendimia”. Todo un ejemplo de la profunda ligazón que siempre ha existido entre el euskera y la historia de La Rioja.

De hecho parece también muy posible que el nombre tribal «berones» no sea otra cosa que un antiguo gentilicio utilizado en principio para denominar a personas que vivían en la desembocadura del Iregua, dentro del territorio del actual Logroño.

En efecto, en documentos medievales se le suele denominar «Bero» al río Iregua, y posiblemente fuera éste su primer nombre, derivado tal vez del término euskérico «bero» = “caliente”. De tal manera, «berones» querría decir simplemente “los del río Bero”.

Govantes en su Diccionario Geográfico Histórico de La Rioja, cita "Briones conserva el
nombre de los antiguos Berones, pueblo celta que poseía este país cuando los Romanos conquistaron España". Pero tuvo pobladores más antiguos según restos de la Edad de Bronce, encontrados por la ermita de los Mártires.

El poblado de La Hoya, cerca de Laguardia (Rioja alabesa), se han encontrado asentamientos desde el megalítico que no pueden ser más que de vascos y posteriores con influencia celtíbera, nos podemos hallar, quizás, ante los mencionados berones o familiares cercanos.

La onomástica estudiada descarta que la celtización de la Rioja fuera total y confirma la pervivencia de elementos preindoeuropeos (vascos), tanto en su parte Oriental, central y qué decir de la Occidental de la Sierra de la Demanda o de Arandio, Tierra de Cameros, Ojacastro o comarca de Valdezcaray (todas al sur del Camino francés de Santiago), contrariamente a lo que han venido manteniendo muchos autores que han extrapolado el testimonio de Estrabón sin más pruebas, cuando es sabido errores o excesos de apreciación en otros muchos casos”.

Pudieran ser, con mucha probabilidad, vascos mezclados con celtíberos o vascos con influencia celtíbera, al menos en algunas ciudades, no así en el campo que serían completamente vascos. Se sabe por las crónicas romanas que estuvieron luchando con Pompeyo con los baskones y luego con César Casio Longino en el 48 a.C. La actual Logroño, La Guardia (de Navarra poblado de la Hoya), Biana (Alta Navarra, quizás Vareia/Varea, excavaciones de La Custodia las más importantes de la zona) o Tricio (Tritium Magallum) serían Beronas, estando la frontera en la cuenca del Ega, donde Dulantzi-Los Arcos sería ya baskón y fronterizo.

Baskones: el pueblo vasco más poderoso a este lado de los Pirineos y que terminará dando nombre a todos ellos, ya en la Alta Edad Media. Van de los ríos Oria al Bidasoa en Gipuzkoa hacia el norte por los Pirineos todo Lapurdi hasta Baiona cuando menos y la provincia de Navarra actual ampliada por los extremos hacía Aragón, incluyendo los suesetanos de las “Cinco Villas” (Ejea de los Caballeros, Uncastillo, Sos, Tauste y Sádaba, en la comarca también está Navardún, cuya etimología denota su pasado navarro), llegando hasta la misma Zaragoza, entonces llamada con el nombre vasco de Salduba hasta Alagón; por el Oeste, ciudades como la riojana Calahorra (antigua “Ilurcis”) se consideran baskonas al igual que Cascante y otras al sur del Ebro. La hoy Rioja alabesa según Caro Baroja pudiera ser también Baskonia y Rioja Baja. Los baskones bajan por el río Gallego, el río Aragón y Arba hasta los montes de Castejón, por el noreste, todo el Canal del Berdún, hasta Jaca.

El dialecto vasco-ronkalés (probablemente también el salacenco y quizás el de Aezkoa), emparentado con los que se hablaban en Akitania, hace pensar que este valle no era baskón y sería su frontera por los Pirineos.

En Botarrita, la antigua Contrebia Belaisca, cerca de Zaragoza, se hallaba la frontera triple o trifinium entre los baskones, íberos sedetanos de Zaragoza o Salduba y los íberos de Botarrita donde se ha hallado un bronce con antropónimos vascos.

La palabra “baskón” es el plural de “vascus” según recoge Caro Baroja.

Vescetanos: provincias de Huesca y Zaragoza actuales. Capital Osca, Ptolomeo señala: "Oscensis Regionis Vescitanie". Los clásicos consideran también a los vescetanos emparentados con los baskones.

Los Jaccetanos: serían una subpueblo de Baskones alrededor de la ciudad de Jaca (Jacca, de donde tomarían el nombre).

Ilerdenses: Lleida, de ahí el gentilicio. A veces aparecen los vescetanos como ilerdenses.

Los ilerdenses son parte de los pueblos akitanos al sur pirenaico según algunos autores y basándose en la inscripción en lápidas comunes a ilerdenses y akitanos.

Cerretanos: al Este de los ilerdenses. Zona de Andorra, según Silio Itálico están emparentados con los baskones, valles de Sobrarbe, Ribagorza, Pallars, Urgel y la Cerdaña.

En los siglos VIII-IX, también seguían prestando servicios militares a los baskones, ya dentro del reino de Pamplona.

Julio Caro Baroja en su libro “Sobre la lengua vasca”, tras el estudio de distintas inscripciones en monedas, plomos y vasijas llega a la conclusión que: “aquitano, el vasco actual y el idioma de los antiguos ilergetes, cerretanos y hasta mediterráneos de más al sur parecen tener cierto parentesco que no se puede explicar por influencias célticas”, por tanto éstos también serían pueblos vascos a la llegada de los romanos, pero ya interiores..

Por otro lado no está claro el origen o la influencia de lo vasco entre:

Turmódigos o Turmogi: actual Burgos capital hasta el río Arlanza cuando menos y el norte de la hoy provincia de Soria (donde vivían los Pelendoneses, que también ocuparían el sur de la actual provincia de La Rioja) (según R. Menéndez Pidal). Aunque su origen podría ser celta según algún autor, de la actual Bélgica, mezclados quizás con vascos pues la toponimia vasca es muy clara.

Vacceos o Vaccaei: al Oeste de los anteriores, Tierra de Campos (según R. Menéndez Pidal). Los vacceos y turmogos fueron sometidos en una serie de campañas entre los años 73 y 56, algunas dirigidas por Pompeyo y Quinto Metelo.

Todavía en la época de las guerras civiles entre Pompeyo y César y después durante la guerra de los hijos de Pompeyo y Octavio, sigue habiendo conflictos con los vacceos, que no acaban definitivamente hasta la guerra del 29 contra los cántabros, astures, autrigones, vacceos y turmódigos, así que puede decirse que los vacceos fueron el pueblo que más tiempo resistió a la dominación romana, junto con los akitanos.

J.J. B. Merino Urrutia en su libro “El vascuence hablado en Rioja y Burgos”, señala: “el vascuence se habló tardíamente, por lo menos en toda la Rioja alta, la Bureba y cercanías de Burgos (Comarca de Juarros, nombre que proviene de la deformación de la palabra vasca “zugarro”, olmo, que marcaba la frontera entre Navarra y Castilla en Ibeas de Juarros), corriéndose también por la montaña de Valdelaguna, del partido judicial de Salas de los Infantes (…) como ya sostuvo el ilustre D. Ramón Menéndez Pidal en su conferencia del III Congreso de Estudios Vascos en el año 1923, quien aseguraba que también pasó hasta los Vacceos, de Tierra de Campos”.

Hay más pueblos periféricos, pero éstos parecen ser los pueblos vascos más importantes antes de la llegada de los invasores romanos.


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martes, 29 de abril de 2008

Mero al Estilo del Bocho

Y ahora una receta más, que disfruten:

Mero al Estilo del Bocho

Ingredientes para 4 personas

600 grs de mero en 4 tajadas
¼ kg de tomates
1 diente de ajo
2 cebollas
Vino blanco
Aceite
1 limón
2 pimientos rojos de lata
Perejil fresco
Pimientón rojo dulce
Pan
Pimiento choricero
Sal
Pimienta blanca en polvo

Limpiaremos bien las tajadas de mero y las echaremos sal, colocándolas sobre una tartera de horno y añadiéndoles vino blanco ( un vasito), un chorro de aceite y un poco de zumo de limón. Las meteremos al horno por espacio de 15 minutos.

En una sartén con aceite se fríen las cebollas cortadas a tiras finas. Moveremos de vez en cuando y antes de que terminen de dorarse, incorporaremos el ajo con perejil, un poco de pimentón y los tomates pelados y partidos muy finamente, añadiremos sal y el pimiento choricero bien machacado en el mortero. Todo junto se hará por espacio de unos 15 minutos. Pasaremos por el pasa-puré la salsa y la echaremos sobre el mero, que estará fuera del horno.

Cortaremos los pimientos rojos de lata y cubriremos con ellos el pescado, que seguirá haciéndose al horno unos 30 minutos más.

Formaremos triángulos de pan (mejor que sea atrasado) y los freiremos en aceite abundante.

Serviremos el mero en la misma tartera con el pan frito alrededor.


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Entrevista a Bernardo Atxaga

Esta entrevista ha sido publicada en EuskoSare:

Joseba Irazu Garmendia Bernardo Atxaga durante su visita a Buenos Aires para presentar "El hijo del Arcordeonista".

Bernardo Atxaga: "Afortunadamente se puede ser vasco de muchas maneras porque así somos más"

Bernardo Atxaga es el seudónimo de Joseba Irazu Garmendia, nacido en Asteasu, Euskal Herria.

Economista de profesión, asegura que se olvidó pronto de los números para dedicarse a la letras.

Las Ciudades, Los de Obaba, El Hombre Solo son algunas de sus obras publicadas.

¿Por qué “Bernardo Atxaga”?

Cuando yo empecé a escribir allá por 1972 publicando textos en euskara en una revista que se llamaba Anaitasuna, la consecuencia inmediata era que te abrieran una ficha por si acaso.

El cura rector de mi pueblo que era un jesuita muy inteligente… en realidad los jesuitas siempre son inteligentes, era músico también. Siempre digo que entre las lecciones que recibí y que han influido mucho en mi vida recuerdo aquella cuando me dijo “todo el mundo habla mal de la serpiente pero la Biblia dice que la serpiente es prudente, y la prudencia es una gran virtud”.

Quizás siguiendo ese ejemplo, por prudencia, decidí buscar otro nombre. Elegí Atxaga porque es el segundo apellido de mi padre, ya que había renunciado al primero creí que debía corresponderle y colocar el segundo. Y Bernardo porque el amigo que me dejó la máquina de escribir se llama así. Éramos estudiantes de económicas, y que yo recuerde de los diez que vivíamos en el mismo piso solo uno tenía maquina de escribir. Y a quien me la dejó, Bernardo, le dije “como me la has dado usaré tu nombre” y así fue, sin más.

¿Por qué escribe?

Creo que la pregunta podría tener una pequeña variante ¿Por qué seguisteis escribiendo?

Porque el hecho de escribir como tal, no solo de escribir con ánimo artístico, va con la persona. Cuando estás en la edad en que la expresión personal cobra importancia, porque sales de la infancia y eres conciente que hay otros modos de expresarte, es el momento en que mucha personas escriben o quieren escribir. Lo mismo sucede con la música.

Al principio los estados de enamoramiento empujan porque la necesidad de comunicar algo es mayor y se tiende a la escritura como un estadio superior de comunicación.

Yo empecé así, como todo el mundo y añadí una gran afición a la lectura, que también me empujó.

Y luego continué escribiendo porque hubo unas pocas personas que desde el principio valoraron lo que hacía y eso fue fundamental. Y que una de esas personas fuera Gabriel Aresti, el poeta y voz de los vascos, tuvo su importancia. Él desde el principio me dijo que yo sería uno de los escritores vascos. Yo tenía 17 o 18 años, era un chaval, y él tuvo una fe ciega en mí.

Tuve también amigos que también me apoyaron, los amigos que vivían conmigo.

Y luego que uno entra definitivamente en esta actividad, que comienza a escribir… es como la metáfora de la rueda que se pone en marcha y es muy difícil pararla. Lo único difícil es empezar.

Algunos dicen que todos los escritores en algún momento sienten un influjo proveniente de la lectura de otros autores ¿ha sentido esa influencia?

No es fácilmente perceptible. Si se detecta, como dicen los ingleses, cual es el espíritu que preside, el novelista que se encuentra por detrás de la obra quiere decir que la escritura nuestra todavía no ha evolucionado, no se ha hecho personal. Todavía es deudora de ese espíritu que intercede.

Yo primero tuve unas lecturas casi erróneas. Cuando no leíamos los tristes novelistas que comenté que nos pasaban en la biblioteca del colegio, leíamos unas vanguardias disparatadas, o al menos así lo veo yo ahora… no había intermedio. Primero tuve mi fase vanguardista, una especie de acné. Creo que no hay que decirlo así, fue una crisis juvenil.

Durante la dictadura era muy difícil encontrar un libro de Arthur Miller. Yo fui una vez a ver “muerte del viajante” y cuando llegué había un cartel que decía: se ha suspendido la función.

En ese ambiente un poco oscuro era muy difícil orientarse.

Entre las influencias se encuentra la de Gabriel Aresti, no la suya solamente como escritor sin o también la de sus opiniones. Un día me dijo: "tienes que leer los aforismos de Paul Valèry porque son extraordinarios". Los he leído, me han influido y todavía los tengo en la mesilla de noche.

También ha influido el libro de Poemas y Canciones de Bertolt Brecht.

A veces en los círculos de dominios académicos se quiere ver solo los libros detrás de los libros, detrás del textos otros textos. Hay además, por ejemplo, canciones, conversaciones… y pienso cuanto habrán influido en mi vida las conversaciones con mis amigos de la adolescencia y creo que muchísimo. Fueron amigos de la adolescencia y luego seguimos siendo amigos; por eso la influencia es inmensa.

¿Escribe en euskara? ¿o en castellano?

Yo escribo en la lengua intima que es el euskara. Hasta los apuntes que he tomado aquí en Buenos Aires están en euskara. Yo tengo dos lenguas madres pero la primus es el euskara.

Cuando lee una de sus novelas traducidas ¿le parece que el lector se llevará impresiones diferentes si la lee en uno y en otro idioma?

Siempre. Mi confianza, o esperanza, es que la diversidad de interpretaciones sean limitadas, que sean tres o cuatro maneras de entender un libro.

De todas formas las interpretaciones no solo dependen de la traducción sino también de la historia o de la cultura del lugar de acceso del lector.

¿Cree en la fidelidad de las traducciones con respecto a la poesía?

Son versiones porque es imposible la traducción poética.

Hay un autor un poco cáustico, un viejo anarquista español, que dice “es imposible pero de lo que se trata es de cómo es imposible”.

Si las traducciones son contiguas en el tiempo con el original se consigue un equivalente. Pero, en cambio, si el poema fue escrito en euskara hace 20 años y se intenta una traducción el desplazamiento es enorme.

Hay que aceptar el hecho que tienes una idea poética y al traducir solo haces un desarrollo equivalente. Nunca se logran traducciones sensu estrictu, siempre hay un desplazamiento del poema hacia otro lugar.

Hay algunos que dicen que luego de la restauración de la democracia el euskara ha resurgido robusteciéndose. Otros sin embargo creen que esa visible mejoría ha llegado a una meseta. Hay quienes son aún más duros y suponen que el euskara podría llegar a desaparecer si se continúa con el proceso de retroceso en el que está sumergido. ¿Cuál es su visón respecto de esta cuestión?

Yo creo que el euskara ya ha superado lo que yo llamo la edad de la angustia. Era una angustia originada por la incertidumbre de la supervivencia.

Muchas veces cuando se habla de cultura se habla un poco en el vacío. Y hay índices, indicadores. Así como se puede calcular por las signos externos si una persona tiene más o menos renta, también se puede saber si una situación es buena o mala.

Hay muchísimos signos externos positivos.

El primero es la impresión de vitalidad inmediata que tiene cualquier persona que va al país vasco. Cuando tu vas a una lectura son de primerísimo nivel, muy interesantes. Cuando se hacen en Madrid o en Londres la gente queda sorprendida. Ha habido en ese sentido un desarrollo muy poco común.

Otro índice son las traducciones. Se ha publicado recientemente una versión bilingüe chino-euskara de los poemas de Li Bai. Eso indica que hay un sinólogo euskaldún en china abocado a esta tarea, no es algo de despreciar. Esto es el colofón de muchas otras traducciones.

Luego está la sensación, no tan buena, que ha crecido mucho esta tienda y que en muchas partes se están haciendo las cosas de manera muy descuidada. Por ejemplo, a veces, cuando me notifican de la escuela de mis hijas yo pienso “cómo pueden mandarme esta carta tan mal escrita en euskera”.

Yo creo que superada la edad de la angustia deberíamos entrar en la edad del examen. La gente deberá dar cuenta de lo que hace.

Quien quiere ser pesimista puede serlo pero será probablemente un diletante y a los diletantes les encanta ser pesimistas porque es una forma de no hacer nada.

Cuando empieza a escribir la primera oración de una novela ¿conoce su final?

No, en absoluto. Yo noto cuando una novela está escrita con una especie de cuadro sinóptico, de plan. Ese recurso te puede dar una entretenida novela policíaca pero la ambición mía es ir un poco más allá.

Yo veo zonas. Entro, paso por allí, a veces la desecho. Entro a otra…

Cuando uno va avanzando en el libro tiene que volver a atar las cuerdas que ha soltado, volver a trenzarlas. Entonces sí sabe uno hacia donde va.

Con respecto al final lo que me parece importante es la última frase, mucho más que la primera.

Gloria Totoricagüena ha nombrado en una entrevista publicada en el libro “Somos vascos” a uno de sus libros como una referencia para que los vascos de la diáspora conozcan más de la realidad de Euskal Herria ¿qué piensa de esto?

Me alegra que lo haya dicho porque me ha gustado mucho algo que he leído en una entrevista que le han hecho. Ella ha separado la idea de la vasquidad de la lengua. Ha agregado que hay muchas formas de ser vasco y esto me parece muy interesante y completamente cierto.

La primera vez que escuché este concepto fue al padre Barandiaran, el decía: la lengua es solo un componente más de las vasquidad.

Yo creo que el euskara para los vascos, para los que lo hablan y para los que no, es parte de su mundo psíquico, sentimental e intelectual. Pero el hecho que se diga que euskaldun es solo el que habla euskera me parece un poco desmesurado.

Afortunadamente se puede ser vasco de muchas maneras porque así somos más.

Yo no soy un escritor exterior, de esos que van a la india y descubren en 15 días el misterio hindú.

Yo soy un escritor completamente interior. Puedo, por ejemplo, no solamente mostrar como es la realidad vasca por lo que yo intelectualmente pienso, sino también, casi sin querer. Puedo mostrar como somos los vascos porque yo lo soy.

Le he oído contar su pasión por inventar programas culturales ¿Me cuenta como es eso?

Eso depende de las horas de sueño, de los viajes.

En general, invento programas culturales, porque los que veo aquí y allá me parecen poco sugerentes.

Creo que la cultura engloba a un montón de actividades emocionantes. A veces solo veo falsos profetas. Y yo sé que cualquiera que ha probado la cultura, pintar un cuadro, escribir, sabe que es apasionante.

¿Se podría decir que sus obras se pueden separar en dos partes: la que trata de temas universales y la que se ha abocado a temas cercanos y cotidianos como “Los de Obaba” o su última obra?

En realidad, yo las veo divididas en el mundo de Obaba, un mundo elemental, que tiene que ver con mi infancia, mi adolescencia y en las del mundo político. Es una aproximación muy general.

También tengo una pequeña veta experimental. En una de mis lecturas presento un texto que se llama Lección sobre el Avestruz y me paso una hora hablando de avestruces con un humor un poco absurdo.

En uno de los últimos capítulos de “El Hijo del Acordeonista” hay un fragmento que alude a Joseba y su fuerte perfil autobiográfico al escribir, también aclara que siempre hace modificaciones a la realidad antes de plasmarlas ¿Cuán autobiográfica es su última novela?

Tú escribes sobre algo que es un poco nebuloso, a pesar de que es nuestra propia vida.

Yo simplemente intento ir al ras de la experiencia, escribir sobre aquello que he visto. Pero autobiografía no puede ser.

Nadie tiene una biografía que pueda caber en un libro. Tú haces una interpretación y un resumen.

Por ejemplo a los caballos yo los relaciono, por material que he leído, con la tranquilidad. Entonces para lugares tranquilos pones caballos en el relato. Y luego debes poner cuidadores. Y luego recuerdas la muerte de un caballo y la describes.

Por ejemplo, en la muerte de Lubis, inocente de toda complicidad con el terrorismo, está representado el “Caso Zabalza”. Está descrito tal cual aparece en los periódicos.

Yo cito la Facultad de Ciencias Económicas, no porque pretenda ser autobiográfico, sino porque sé cómo era su edificación, donde estaban las puertas, cómo era la gente y si me apuras también qué libros leíamos.

¿En qué lugares de la diáspora ha presentado “El hijo de Acordeonista”?

En México, en Argentina, en Uruguay, en Chile, en Holanda. Probablemente también vaya a Cuba el año próximo.

¿Cree viable el camino a la internacionalización de la literatura vasca?

Lo creo perfectamente viable.

Por ejemplo en Alemania hay editados libros de tres autores que escribimos original en euskara, lo mismo dentro de España con traducciones al castellano y al catalán.

El Hijo del acordeonista en catalán ha ido estupendamente bien.

En los últimos diez años hay veinte, veinticinco escritores euskaldunes que están siendo traducidos. De pronto la gente va a empezar a decir ¡¿pero cuantos escritores vascos hay?!

¿Qué significa para un escritor ver su obra en librerías de diferentes lugares del mundo?

Creo que es una satisfacción de haber hecho tu trabajo.

Cuando a mi me decían ¿Por qué escribes en euskera? Yo respondía: porque escribiendo en euskera se puede llegar a todo el mundo. Y la gente se me reía pensado que era un impertinencia de mi parte.

Y me han llegado fotos de Japón, de Portugal, de Finlandia de librerías donde está mi libro y pienso “mi hipótesis era cierta”.

Una lástima que un escrito que usa un alias literario por prudencia haya decidido engrosar las filas de los "equidistantes".

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lunes, 28 de abril de 2008

Homenaje a Candido Saseta

PNV Fenicio, Españolista y Regionalista

Este escrito ha sido publicado hoy en Gara:

Jesús Valencia | Educador social

El PNV no ha cambiado de rumbo

No es la Metrópoli la que ha cambiado de actitud; son los jelkides los que claudicaron hace ya muchos años.

Eusko Alkartasuna sí que sorprende con sus virajes imprevistos y sus espectaculares bamboleos, pero el PNV no. Los primeros suelen jugar a varios palos; reclaman nuestra soberanía y, al mismo tiempo, respaldan sin condiciones al Gobierno que nos la niega; hoy intentan distanciarse del PNV y mañana cojean ostentosamente porque Urkullu ha sufrido un esguince. El caso del PNV es distinto. Los murmullos desaprobatorios de algunos militantes no indican que en el partido convivan dos almas. Ni las transmutaciones de Egibar confirman la coexistencia de dos estrategias. Las palabras del propio aludido confirman la hipótesis urkuliana del «calentón» y la existencia, dentro del EBB, de una sola estrategia.

Es verdad que en otros tiempos, ya remotos, el PNV respiraba otros aires. Eran los días lejanos y emblemáticos de la fundación del partido. La breve y apasionada vida de Arana fue una intensa apuesta a favor de la independencia; con una visión excesivamente bizkaina, pero atizando el sueño de una nación diferenciada. Así lo entendieron sus seguidores, sus detractores y sus liquidadores. Entre los primeros destacaron los jóvenes que secundaron con entusiasmo la propuesta de un Sabino al que tenían por maestro y profeta. Sus enemigos interpretaron la nueva doctrina como un cáncer nacido en las entrañas españolas y que debían extirpar de cuajo. Utilizaron todos los medios a su alcance para conseguir dicho objetivo. Los fundadores del PNV hubieron de soportar calumnias, persecuciones, encarcelamientos, ilegalizaciones por parte de los poderes centralistas. Una turba de españolistas furibundos se acercó hasta Abando y apedreó la casa de los Arana como descarga compulsiva contra «los enemigos del Imperio español» cuando éste perdía sus últimas colonias. ¿Alguien se imagina una reacción semejante del españolismo frente al PNV de hoy? No es la Metrópoli la que ha cambiado de actitud; son los jelkides los que claudicaron hace ya muchos años.

De eso se encargaron los liquidacionistas, nacidos a una con el partido y en su propia cuna. Neutralizaron la voluntad soberanista de los fundadores reduciendo su proyecto a un nuevo modelo de integración en España. Hicieron de la renuncia estrategia permanente, casi rasgo identitario, de un partido fundado en aras a la independencia. Desde sus primeros años se vincularon con la burguesía pactista, buscaron acuerdos con el Estado para salvaguardar sus intereses, actuaron con mil marrullerías para que personas dóciles a esa estrategia coparan los órganos de dirección, potenciaron un partido estatutista en lo político y reaccionario en lo social, combatieron la discrepancia interna, colaboraron con la policía dándole las fichas de los dirigentes obreros a los que debían detener... Según denunciaban ya entonces las voces críticas de Aberri, «vamos de dejación en dejación, de concesión en concesión». El PNV de hoy sigue dirigido por «españolistas», «fenicios» y «regionalistas» que actúan igual. Los calificativos entrecomillados no son míos ni de ahora. Los utilizó el propio Sabino para definir con dureza a quienes estaban corroyendo su proyecto independentista.




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Silencio Liberador

Este artículo ha sido publicado en inSurGente:


El silencio de los acusados

Antonio Álvarez-Solís

Me pregunto ¿qué sucederá cuando las cárceles empiecen a llenarse de silenciosos seres acusados de supuestos, vaporosos y absurdos delitos como expresar su razonable deseo de independencia, mantener la noble lucha contra la tortura o cometer esa increíble y grave infracción de reclamar una consulta a la ciudadanía? ¿De qué color tendrá que pintar su fachada un Gobierno cuando haya de comparecer ante el mundo como protagonista de esa inmensa degradación moral? Cuando los procesados por pertenecer al movimiento pro amnistía vasco decidieron callar ante la acusación fiscal hecha en un tribunal sin más sentido que convertir la política en una pretendida inocencia forense supe que el Sr. Zapatero, como portavoz de los suyos y de los «populares», se había introducido en la batalla de los lagos masurianos, en que la caballería teutónica pereció al ceder el hielo bajo el peso de sus caballos de hierro.

El silencio de los procesados resonará en toda recta conciencia y el escandaloso eco alcanzará otras fronteras. Callarán los procesados, pero hablarán las piedras. Consideraba los planos primeros de la vista cuando me ocupó el recuerdo aquella escena de «Gandhi» en que los independentistas hindúes avanzan desarmados y en prietas filas hacia las fuerzas británicas que los abaten a palos. No era aquel Gandhi el filosófico tejedor, sino un Gandhi armado con la razón que encendía la hoguera del escándalo universal. Claro que ahora se trata de veintisiete vascos nada más, aunque decenas de compatriotas suyos ingresan estos días silenciosamente en las cárceles españolas golpe a golpe y verso a verso. Pero cuando todos los futuros aprisionados renuncien a su defensa por considerar que no se deben a leyes extranjeras ¿qué hará el Gobierno de Madrid? ¿Qué hará con ese clamoroso y vindicativo silencio?

Andaban los republicanos españoles a las puertas del 14 de abril de 1931 cuando, durante una conferencia de prensa, el director general de Seguridad del Gobierno Aznar recibió en susurro la noticia de que en aquel instante habían sido detenidos los componentes de la Junta republicana que aún quedaban libres. Volviose el director hacia el comisario que le comunicaba la pírrica y nueva victoria gubernamental y murmuró abatido: «No sabemos qué hacer con los que tenemos dentro para que ustedes añadan ahora estos últimos». La monarquía ya no podía digerir a sus prisioneros. Si la tradición política española no estuviera deformada por cárceles y promesas imaginarias de victorias mediante la violencia, el Sr. Zapatero sabría que sus jueces reales le están haciendo un mal servicio. La represión sólo cobra algún tanto apreciable cuando los reprimidos admiten alguna suerte de dialéctica, pero cuando éstos callan, la represión queda desnuda ante si misma y en la profundidad de los espíritus que la defienden y amparan surge la chispa mortal de la duda acerca de la justicia que tan burdamente se practica. La represión necesita para liberarse de su propia lubricidad un tubo de escape, una participación siquiera verbal del reprimido. Y eso lo han hecho ya imposible los que dignamente han callado ante el tribunal, cargando con su silencio y sobre la espalda de los magistrados el solitario peso de la conciencia. Valga ahora recordar a «La Codorniz» cuando sentaba que en la puerta de la conciencia de muchos hombres, esa insobornable finca interior, debía fijarse un cartel que dijera: «Cuidado con la conciencia; remuerde».

¿Qué hará el Gobierno de Madrid con todos estos vascos a los que solamente se puede acusar de connivencia con el terrorismo mediante elementales y fantasiosos informes redactados por la Guardia Civil o por una policía que no sabe siquiera dónde tiene a los condenados por crímenes repugnantes de violencia doméstica? ¿Qué valen esos informes en que se aprovecha una frase para construir una historia truculenta o una llamada telefónica para derivar nada menos que la existencia de una trama interminable? Es más, si esa trama existiese con la densidad que al parecer demuestran las detenciones no se podría hablar de una «banda», sino de una sociedad en pie de guerra. ¿Y es eso lo que, paradójicamente para su causa, quiere demostrar el Sr. Zapatero desde el Madrid que sobrevuelan una día y otro los helicópteros a la caza de gente armada con intenciones de ataque? ¿Ante qué realidad estamos? ¿Ante los restos de una organización terrorista en extinción o ante una creciente voluntad popular rebelde, nutrida de razón y número, que exige amplias salas para sentar a los acusados? Aclárelo el Sr. Zapatero, pero no para embridar a los jóvenes con la promesa ratonera de un Ministerio o con el empleo de una exangüe retórica sobre la España eterna, hecha de cereal y derrota, sino para iluminar la situación a esos ciudadanos sensatos que empiezan ya a dudar, desde esa misma España, si lo que acontece no es una consecuencia más de una teología política de barrio. Es malo que la política sea envuelta con la toga. Malo para la política y para la toga, porque los mismos jueces han de comparecer ante una silenciosa sociedad que empieza a pesar con su balanza la abundancia de unas detenciones y la laxitud e impotencia para otras actuaciones forenses.

En el actual juicio que se celebra en Madrid ha surgido la postura que quizá no esperara el Gobierno español: la que apareja el menosprecio hacia una jurisdicción extranjera y a la vez se muestra con la dignidad de nación distinta. Y eso tiene una escasa luz en el núcleo de su ignición, pero esparce una larga onda explosiva. Quizá los vascos estén ahora poniendo en las pantallas de sus casas la película «Gandhi» para observar la escena en que unos pelotones ingleses apalean a los hindúes que marchan contra ellos en silencio y sin más armas que la razón de su causa y la voluntad de su historia. Ya sé que algunos me dirán que el silencio tiene apariencia de debilidad, pero no hay, y así lo demuestra la historia, arma más eficaz que convertir con constancia y determinación el propio sufrimiento nada menos que en una palabra expresada en el gesto radical y solemne de silencio.

Torpe, Sr. Zapatero, torpe el paso de su gobernación. Y torpe, más torpe aún, el paso de quienes creen que adoban el futuro de su pueblo hacia la libertad con ininteligibles relaciones en que se unen, aunque no sea en muchos casos conscientemente, la contumacia con la contumelia. ¿O es en algunos casos consciente tal postura? Cada cual tiene el alma en su almario y sabrá a dónde le guían los pasos mientras agitan las palmas de bienvenida a una paz que desagua ahora en las prisiones y los tribunales.

¿Cuánto aguantarán tantos espectadores este espectáculo con leyes disolventes, espesas causas judiciales y agraviantes operaciones policiales? Hablo del público que se acomoda en la platea del exterior. Ya sé que estas políticas también se prodigan en otros países, pero en esos países la clase dirigente y aún la masa conservadora suelen lavarse sus manos pecadoras con la denuncia de situaciones semejantes que se producen más allá de sus fronteras y, obviamente, ¿qué denuncia más notable y purificadora que la del suceso vasco? Sr. Zapatero: en la represión de Euskadi va a encontrar usted pocos aliados externos, sobre todo europeos, y muchos inconvenientes que acabarán por pudrir su gobierno. Seguramente los que han repudiado ahora al tribunal que los juzga le han servido un plato envenenado. Constituye una torpeza insigne recurrir una vez más a la desgraciada y catastrófica doctrina Weyler en Cuba. Usted puede empujar a la simbólica manigua a muchas almas que deberían ser atraídas por una política con luz y taquígrafos. Nada se gana con armarlos de silencio.




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domingo, 27 de abril de 2008

Lasheras | Las Películas, Películas Son

Este escrito ha sido publicado en Gara:


Amparo Lasheras | Periodista

Las películas, películas son

Amparo Lasheras tritura literalmente el símil utilizado por Josu Jon Imaz en el que éste pretendía comparar al Ku Klux Klan con la izquierda abertzale. Lasheras demuestra que, a pesar de la ambientación hollywoodense, ese argumento «no sirve ni para una película de serie B».

Dicen que contar una verdad a medias es lo más parecido a una mentira. En realidad responde a un juego dialéctico que tiene mucho que ver con la manipulación política y social. Del todo se coge una parte y con ella se establece la teoría o el mensaje que más beneficia a los intereses propios. Esta argucia para el discurso fácil se puede encontrar, por ejemplo, en muchos de los argumentos que, hoy, se esgrimen para dar sentido a esa cadena de mociones «éticas» que PNV y PSE intentan imponer en los ayuntamientos gobernados por ANV. Pero no son las mociones el asunto que hoy me trae a estas líneas. La historia que quiero contar tiene que ver con las formas manipuladoras del que fue presidente del PNV. Me refiero a Josu Jon Imaz, el hombre que un día soñó con seducir a España.

Hace unos días y tal vez arrebatado por la moral conservadora y el neoliberalismo de la política estadounidense, el antiguo jelkide escribía en uno de los periódicos del grupo Vocento un artículo en el que, con un burdo símil, pretendía comparar al Ku Klux Klan con la izquierda abertzale. En su escrito, después de hacer un esbozo sesgado e interesado de la trayectoria del KKK, aseguraba que la derrota de esta organización sobrevino con la «unidad de acción» del Partido Republicano y del Partido Demócrata para imponer la «deslegitimación» y el «aislamiento político», lo que provocó que los miembros del Klan perdieran «el poder político local», con lo cual se «debilitó la potencia de la red de intimidación» que ejercía el KKK en determinados estados del sur, del oeste y del medio oeste de EEUU.

Las inexactitudes y omisiones históricas sobre el Klan en el artículo del señor Imaz constituyen como mínimo una «mentira involuntaria». Lo que consta en la historia es que el KKK, el que surgió de la refundación de 1915 con el aval del entonces presidente de los EEUU Woodrow Wilson, comenzó a perder el apoyo político del Congreso debido a los escándalos de uno de sus dirigentes, miembro del Partido Republicano, autor de la violación y asesinato de la joven Magde Oberholtzen, a rivalidades en su liderazgo y por las posiciones a favor del nazismo de otros destacados miembros del Klan, que incluso llegaron a sabotear la intervención de EEUU en la II Guerra Mundial. Aun así, el KKK siguió trabajando en las oscuras trastiendas del FBI, llegando incluso a crear la Legión Negra, una facción encargada de asesinar a sindicalistas, a sospechosos de defender ideas comunistas, a ex combatientes negros de la II Guerra Mundial y activistas por los derechos civiles y, todo ello, ante la pasividad gubernamental, instaurando así un terrorismo estatal parecido a lo que fue el GAL en el Estado español, creado, como ya se sabe, por el Gobierno socialista para aniquilar a militantes de ETA. Una semejanza de modos terroristas que Imaz, tan cuidadoso en las comparaciones, pasa por alto al ensalzar en su artículo la determinación democrática de los políticos norteamericanos.

La casualidad quiso que en esos días cercanos a la publicación del artículo de Imaz estuviera leyendo un libro sobre el escritor Dashiell Hammett, la novela negra y la caza de brujas en Hollywood. En las páginas sobre la vida de Hammett se relata un periodo clave en lo que Howard Zinn denomina la «otra historia de los Estados Unidos», una historia de persecución política y racial que Imaz parece no conocer, no sólo en lo que se refiere al papel que el Klan jugó en esa persecución, sino a otras cuestiones que, aunque lejanas y diferentes, recuerdan la represión desatada contra Euskal Herria desde los estamentos legislativos, judiciales y policiales del Gobierno español.

La fobia antiizquierdista en Washington no apareció de repente, fruto del histerismo conservador del senador McCarthy y de sus interrogatorios en el CAA a las estrellas de Hollywood. Tiene su origen muchos años antes, cuando la izquierda ganaba terreno entre los trabajadores inmigrantes y destacados militantes, como el escritor John Reed, denunciaron la Gran Guerra como una contienda que sólo favorecía a los intereses del capital. Ya en 1920, el presidente Wilson, el mismo que aplaudió la refundación del KKK, encarceló y deportó a miles de personas acusándolas de revolucionarias.

Uno de los pasajes del libro sobre Hammet que más llamó mi atención fue el uso impune de leyes destinadas a imponer la represión política, recortar derechos, cercenar libertades y encarcelar a líderes comunistas. De todas las leyes promulgadas por el Congreso, la Smith Act, aprobada en 1940, fue decisiva para criminalizar a centenares de militantes izquierdistas. Según esta ley, cualquier persona sospechosa de pertenecer o simpatizar con organizaciones que instigasen, justificasen o propugnasen el derrocamiento del Gobierno de EEUU por la fuerza, podría ser acusada y detenida. De hecho muchos de los militantes y dirigentes, procesados en los sumarios masivos que tuvieron lugar hasta la década de los 60, fueron condenados porque, según el tribunal, Marx, Engels y Lenin defendían la violencia y eso «contaminaba» a todos los que asumían sus ideas y convertía en sospechoso a cualquier hombre o mujer que se alejase de la moral conservadora y mostrase una actitud de igualdad con los inmigrantes, los negros o hablase de justicia social.

Esta ambigüedad legal de la Smith Act, no sólo logró apartar de las instituciones a los partidos de izquierda, sino que además desencadenó una persecución indiscriminada en todos los colectivos de la sociedad norteamericana, a través de las decisiones arbitrarias del Comité presidido por MacCarthy y de los informes policiales del FBI. La Caza de Brujas destrozó cientos de vidas, llevó a miles de personas a la cárcel, la deportación y el exilio. Un método de aniquilamiento político, pensado y organizado en nombre de una supuesta «práctica democrática» donde la ausencia de derechos civiles y políticos se ha convertido en un argumento esencial para asegurar no se sabe qué libertades.

Por desgracia, todo esto no pertenece a una novela del género negro, del que Hammet era un maestro. Para el escritor y para muchos norteamericanos fue una terrible realidad. Y hoy, después de medio siglo, lo es también para Euskal Herria, debido a la Ley de Partidos. Sobra decir que esta ley, aprobada en 2002, ha precipitado una represión política sin precedentes contra el independentismo de izquierdas. Una caza de brujas, ilegalizaciones, torturas y abusos judiciales en los que Imaz, su partido, el PNV, y su policía, la Ertzaintza, colaboran sin rubor junto al PP y el PSOE, de la misma forma que en EEUU lo hicieron demócratas y republicanos en una consolidada unión con grupos de extrema derecha como el Ku Klux Klan.

Imaz, desde su refugio en la Universidad de Harvard, quiere dar a la colaboración del PNV un aire de ficción hollywoodense. Pretende escribir un guión de sabor sureño, cómodo con sus intereses, ocultando otros hechos y comparaciones históricas poco convenientes al fervor que dice sentir por los principios democráticos. Pero, puestos a recordar, quizás, sería más riguroso que en lugar de buscar falsas analogías entre el KKK y la IA, que no sirven ni para una película de serie B, escribiese sobre el papel que jugó el PNV en ciertos bureaux de Washington, después de la II Guerra Mundial, en el entramado estadounidense de la guerra sucia contra la izquierda y contra los incipientes movimientos revolucionarios de Latinoamérica.

Imaz debería saber que la época dorada de Hollywood terminó hace años. Y aunque se dice que la historia la escriben los vencedores, los resquicios de la verdad se abren cuando uno menos lo espera y, al final, las películas terminan siendo lo que son, sólo películas. Y la suya, titulada «El derrumbe del Ku Klux Klan», distribuida por Vocento, no pasará de ser una burda manipulación de ésas que tanto gustaban a Goebbels.



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sábado, 26 de abril de 2008

Memoria Histórica

Esta es la editorial de Gara:


La memoria histórica no consiste sólo en recordar, sino especialmente en no repetir

El intento de la Ertzaintza de silenciar -esta vez literalmente- a la izquierda abertzale ayer en Durango viene a engrosar el ya inmenso archivo de imágenes que muestran un proceder de la policía a cargo del PNV incomprensible desde un punto de vista democrático, y más incompresible aún desde una perspectiva abertzale. Las imágenes de ayer no pueden entenderse aisladamente. Pero, puestos a contextualizarlas, se pueden utilizar diferentes marcos temporales: el más corto, el de una semana plagada de acontecimientos; el de 30 años de una fase de lucha emancipadora frente a la negación; o el histórico de cerca de un siglo de resistencia contra el totalitarismo en sus diferentes expresiones.

Síntesis de una semana cargada de hechos

La semana comenzó con las reacciones al atentado de ETA contra la sede del PSOE en Elgoibar. Mientras tanto una docena de jóvenes seguían incomunicados y la Ertzaintza había disparado en Errenteria para evitar una rueda de prensa sobre la situación de los detenidos.

El mismo lunes la Casa de Campo de Madrid volvía a convertirse en escenario de un macrojuicio contra ciudadanas y ciudadanos vascos, en este caso contra el movimiento pro amnistía. Los encausados renunciaban a la defensa jurídica y denunciaban así el carácter político del juicio. No obstante, la vigencia de ese movimiento contra la represión y a favor de los represaliados se evidenciaba cuando las personas liberadas tras la redada narraban los malos tratos y las vejaciones sexuales padecidas en comisaría.

Ajenos a estas violaciones de derechos humanos, la «ética» parcial de PNV y PSOE chocaba de frente con la realidad plural de Euskal Herria. No sólo en Arrasate ni sólo en el caso de la izquierda abertzale, sino también en el de aquellos que saben a ciencia cierta que la exclusión y las recetas del pasado no pueden abrir un futuro más justo, más democrático y en paz para este pueblo. El penúltimo acto de la semana lo protagonizaba de nuevo el juez Garzón, quien, con un auto incomprensible, pretende conseguir, por otros medios, lo que la voluntad soberana del pueblo de Arrasate y sus representantes habían evitado horas antes.

En otro rango de cuestiones, la situación de los arrantzales secuestrados por piratas en Somalia generaba desasosiego entre sus allegados y asombro en el resto de la sociedad. Finalmente, ayer fueron liberados, se supone que previo pago. Se demostraba así que no es con los violentos con quienes no se negocia, sino con aquellos que proponen acuerdos políticos para desbloquear situaciones antidemocráticas.

Reflejo de una clase política vacía de ideas

Esta concentración de acontecimientos en una semana no refleja únicamente que el conflicto político perdura -aunque algunos de los responsables de que perdure prefieran ahora directamente negarlo-, ni siquiera que existen diferentes percepciones sobre su naturaleza y resolución. Refleja que la clase política no es capaz de cumplir una de sus funciones clave: resolver problemas.

Una clase política de la que los partidos unionistas y una parte del nacionalismo institucional vasco -pequeña, quizás, pero sin lugar a dudas poderosa- pretenden excluir a la izquierda abertzale. Una izquierda abertzale que, sin embargo, sigue realizando, aun en las condiciones más críticas, una oferta política que no tiene sólo en cuenta su proyecto estratégico, sino la superación democrática de esta fase del conflicto.

Y es que durante las últimas décadas los momentos en los que la sociedad vasca ha visto con más esperanza el futuro son precisamente aquellos en los que el conjunto o una parte importante de la clase política ha asumido las premisas sobre las que trabaja diariamente ese movimiento político. Los términos de la alternativa democrática, la legítima confrontación política entre los bloques soberanista y unionista conformada en Lizarra-Garazi o la metodología presentada en Anoeta son un buen ejemplo de todo ello. Por lo tanto, es posible pensar que la sociedad vasca recuperará la ilusión una vez que la clase política abandone el esquema de la imposición y la exclusión y recupere de una vez por todas los únicos parámetros bajo los que el conflicto puede ser resuelto: el reconocimiento de que existe una nación que se llama Euskal Herria, que se conforma a través de diferentes territorios, que más allá de su estatus actual tienen una historia y un proyecto de futuro común, y que el único mecanismo democrático para saber el recorrido de ese proyecto es el derecho de autodeterminación. Cómo se formulan esas ideas en un acuerdo político y cómo se implementa en una verdadera transición es lo que tienen que debatir los políticos. No mociones que sólo buscan excluir a un sector político con una base importante en la sociedad vasca.

Para cerrar el círculo de una semana extenuante, ayer se rindió homenaje al comandante ekintzale Kandido Saseta y se conmemoró el 71 aniversario del bombardeo de Gernika -que fue precedido por el de Durango-. Símbolos todos ellos que hoy en día los vascos y las vascas asumimos como propios. Por eso es importante ser conscientes de que de lo que hagamos hoy dependerá la memoria histórica de quienes nos sucedan. La Ertzaintza, de la mano del PNV, va camino de entrar no en la memoria histórica, sino en la histora negra de Euskal Herria.



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Herri Batasuna : 30 Años

Esta nota ha sido publicada hoy en Gara:



Durango, 26 de abril: Lakua intenta dejar sin voz a la izquierda abertzale

La Policía autonómica cargó, golpeó, reprimió y hasta llegó a tapar la boca a un representante de la izquierda abertzale ayer en Durango para impedir que el movimiento independentista trasladara su mensaje a la sociedad vasca.

Manex Altuna

Los agentes de la Policía autonómica se emplearon ayer a fondo para impedir el acto que pretendía realizar la izquierda abertzale en Durango para recordar el 30 aniversario del nacimiento de Herri Batasuna y tapar el mensaje que el movimiento independentista quería trasladar a la sociedad vasca.

Sin esperar a la Audiencia Nacional, fue la propia consejería de Interior de Lakua, encabezada por Javier Balza la que vetó el acto a celebrar en Landako y también una manifestación. El magistrado del tribunal especial, Fernando Andreu, manifestó por la mañana que tras la actuación del Gobierno de Gasteiz ni tan siquiera tenía que tomar cartas en el asunto.

El impulso represivo de Balza fue correspondido con un gran despliegue policial en las calles de Durango. Pocos minutos antes de las 17.00 hizo acto de presencia el primer furgón en las inmediaciones de la feria de muestras de Landako y varios ertzainas se colocaron frente a las personas que disfrutaban de la tarde soleada y esperaban a que comenzara la convocatoria en los aledaños del Kafe Antzokia. A los diez minutos aparecieron dos nuevos furgones más y, en esta ocasión, los agentes se bajaron de ellos para amedrentar a los que se iban acercando a los aledaños de Landako posando con sus armas. Al de poco llegaba el contingente policial al completo, con otras seis brigadas móviles, por lo menos.

La Policía autonómica obligó a abrir el maletero del coche a dos jóvenes que aparcaron el vehículo en las inmediaciones de dónde estaban desplegados y, a las 17.30 en punto, un par de agentes se dirigieron al interior del Kafe Antzokia en busca de representantes de la izquierda abertzale.

Militantes históricos del independentismo como Tasio Erkizia, Itziar Aizpurua, Anjel Alcalde y Txomin Ziluaga fueron obligados a identificarse y entablaron una negociación con la Policía autonómica. Iñaki Olalde, Julen Aginako, Itziar Lopategi y Kepa Bereziartua también se acercaron, pero las conversaciones no fructificaron al insistir los ertzainas que estaba prohibido el acto y que no iban a permitir que se celebrara.

Tapan la boca a Olalde

Los representantes del movimiento independentista optaron por valorar lo ocurrido ante los medios de comunicación y Olalde denunció que el PNV se ha «adelantado» al PSOE y al Gobierno español para prohibir el 30 aniversario de Herri Batasuna. A su juicio, la formación jeltzale «quiere dejar claro ante Madrid que está dispuesto a hacer de criado y preparar el camino para repetir el fraude político de hace treinta años». «Un día gritan Gora Euskadi Askatuta! y al siguiente profundizan en la estrategia represiva impulsada por el PSOE», añadió en alusión al PNV.

El portavoz independentista pudo terminar su declaración íntegra en euskara, sin embargo, cuando comenzó a pronunciarla en castellano los agentes le exigieron que se callara. Olalde estaba explicando que la izquierda abertzale pretendía trasladar en el acto de ayer a la sociedad vasca que cuenta con la propuesta de marco democrático para solucionar el conflicto político y crear un escenario de paz, sin embargo, en ese instante un agente se abalanzó sobre el representante abertzale y le tapó la boca.

Acto seguido, la Policía autonómica advirtió desde un altavoz que la movilización era ilegal y que los cientos de personas allí congregadas debían dispersarse. La respuesta a la amenaza de los agentes fue darse media vuelta e iniciar una manifestación por las calles de Durango.

Manifestación reprimida

Numerosas personas secundaron la marcha, que estaba encabezada por una pancarta en la que se podía leer el lema de la conmemoración de los 30 años de la fundación de Herri Batasuna, y en la que se gritaron consignas contra el PNV, el PSOE y a favor de la independencia.

La Policía municipal cortó el tráfico para que transcurriera la movilización, pero cuando la cabeza de la manifestación se acercó al paso a nivel que hace falta cruzar para adentrarse en el Casco Viejo de la localidad se encontró con un muro de agentes armados. Los manifestantes detuvieron la marcha y comenzaron a entonar el «Eusko Gudariak» con el puño en alto y en ese momento, los ertzainas salieron corriendo detrás de ellos.

Por lo menos dos personas fueron detenidas tras la primera carga y la movilización se rompió al reproducirse las cargas en calles adyacentes. Sin embargo, muchos de los participantes consiguieron saltar el cerco policial y llegar a la plaza de Santa Ana, dónde se consiguió celebrar el acto político.

Olalde volvió a tomar la palabra en las escalinatas de la iglesia del Casco Viejo y arropado por Itziar Aizpurua, Txutxi Ariznabarreta y otros representantes del movimiento independentista, señaló que las mociones «éticas» presentadas por el tándem PNV-PSOE son un «sarcasmo» tras enviar los jeltzales «a su brazo armado» a impedir el acto de Landako o una rueda de prensa a tiros la semana pasada en Orereta.

Además, criticó que estas dos formaciones «legitiman la tortura, el encarcelamiento de portavoces políticos y el sistema judicial».

El representante independentista manifestó que al igual que hace treinta años «vendieron Euskal Herria por un plato de lentejas», el PNV pretende realizar junto al PSOE un «nuevo fraude», y necesitan debilitar a la izquierda abertzale.

En este sentido, trajo a colación las declaraciones del diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao, y el presidente del EBB, Iñigo Urkullu, en los últimos días, haciendo referencia a sus intenciones de pactar con el PSOE, y les advirtió de que el «proyecto regionalista está acabado como se ha comprobado en las últimas elecciones».

Por ello, Olalde emplazó a EA, EB y Aralar a que reflexionen si quieren seguir siendo «marionetas» del PNV o apuestan por un «verdadero cambio político como el que está demandando la mayoría de la sociedad».

Carga al finalizar el acto

En la presentación del acto resaltaron que el PNV tiene «miedo» al mensaje de la izquierda abertzale porque en los últimos 30 años ha demostrado su «compromiso con la independencia y con la creación de un marco democrático para solucionar el conflicto».

Recordando unas declaraciones de Jon Idigoras en las que señaló que si HB no hubiera existido se tendría que haber inventado, aseguró que el político de Zornotza, fallecido en junio de 2005, representa el carácter de la izquierda abertzale: «tercos como somos los vascos en nuestros objetivos políticos y toreros porque casi siempre cogemos al toro por los cuernos, otras veces le toreamos, pero por desgracia recibimos muchas veces cornadas dolorosas».

La Policía autonómica siguió las intervenciones desde al lado de la plaza. Sin embargo, cuando el acto estaba llegando a su fin al comenzar a cantar los asistentes «La Internacional», un agente cogió el micrófono y dijo que ya se había terminado. Poco después, una dotación de beltzas entraba en la plaza y la emprendía a porrazos contra los presentes provocando varios heridos.



Una verdadera vergüenza que Lakua haya despachado a sus huestes a reprimir a la gente que acudió a Durango a celebrar un aniversario más de un partido político salvajemente agredido por el ultra nacionalismo colonialista español.


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Texto Solidario de AED

Esto ha sido publicado en inSurGente:


Moción de la Asociación de Abogados Europeos Demócratas sobre el juicio al Movimiento Vasco Pro-Amnistía

La Asociación de Abogados Europeos Demócratas (AED) ha tenido conocimiento de la apertura del juicio oral en relación al sumario 33/01 contra las organizaciones Gestoras pro Amnistía y Askatasuna, dedicadas a actividades públicas en denuncia de violaciones de derechos humanos y a la solidaridad con las personas presas y con las víctimas de dichas violaciones. En este procedimiento se encuentran imputadas 27 personas, y entre ellas el abogado Julen Arzuaga, representante de Eskubideak en nuestra asociación.

La AED desde hace ya varios años ha mostrado su preocupación en repetidas ocasiones en relación a procedimientos seguidos ante la Audiencia Nacional, entre otros el sumario 18/98, por la aplicación de una serie de leyes de excepción que vacían de contenido principios universales del derecho, garantías básicas y derechos fundamentales de la persona detenida y procesada. La interpretación extensiva de tipos terroristas y la aplicación de esta legislación excepcional, ha dado lugar a vulneración de derechos fundamentales, del derecho a la defensa y del derecho a la presunción de inocencia.

En este contexto, debemos mostrar nuestra preocupación por las condiciones en la que se ha desarrollado la instrucción de este sumario. Entre otras, la entrada y registro de despachos profesionales sin las garantías debidas al secreto profesional y a la confidencialidad de las comunicaciones con los clientes; la dilación indebida del proceso y el abuso de las medidas cautelares, tales como la prisión preventiva hasta el máximo de cuatro años y la suspensión judicial de la actividad de estas asociaciones.

Por todo ello, queremos hacer constar que:

- Denunciamos la vulneración del derecho a la defensa y al secreto profesional.

- Exigimos la derogación de tribunales de excepción tales como la Audiencia Nacional.

- Rechazamos la criminalización del ejercicio del derecho a la defensa con el fin de limitarlo.

- Rechazamos la arbitraria e inadmisible extensión del concepto de terrorismo hasta alcanzar actividades públicas y democráticas acogidas al derecho de la libertad de expresión y a la acción política y social libre.

La AED seguirá de cerca el proceso 33/01 para, en su caso, denunciar y hacer públicas las vulneraciones que puedan producirse en relación al derecho a un juicio con todas las garantías y al ejercicio al derecho a la defensa.

Ámsterdam, 19 de abril de 2008



Se agradece la solidaridad.


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Honran a Kandido Saseta en Gernika

Estas fotos aparecen publicadas hoy en El Diario Digital, en ellas se puede ver el homenaje a Kandido Saseta durante la conmemoración del 71 Aniversario del bombardeo de Gernika.


Aquí las tienen:











71 años y el pueblo español tan cómodo sin mostrar ni la mínima gota de arrepentimiento por los crímenes cometidos en contra del pueblo vasco, pero bueno, si celebran el inicio del genocidio en América como su día nacional que se puede esperar de ellos.



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Tasio : Gernika 1937 - 2008






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Saseta : Compromiso y Leyenda

Este escrito ha sido publicado hoy en Gara:

Eduardo Renobales Historiador

Kandido Saseta, del compromiso a la leyenda

Eduardo Renobales, especialista en análisis del desarrollo histórico de ANV, expone en este artículo los aspectos más esenciales de la vida y la muerte de Kandido Saseta, símbolo «para el conjunto de los combatientes antifascistas» al que hoy homenajearán en Hondarribia y en Gernika. Según subraya Renobales, Saseta fue «un símbolo en la claridad de sus ideas y compromiso y una seguridad de que bajo sus órdenes no existirían vacilaciones ni desigualdades: se peleaba contra la opresión y por la libertad, sin matices ni oportunismos; sin sombra de duda».

Resulta difícil escribir una líneas sobre alguien como Kandido Saseta sin caer en la ramplona adulación. Y es que, releyendo todo lo que se ha escrito sobre él, su figura y sus acciones, no se encuentran sino alabanzas y lisonjas sin fin. Ni un mal comentario, ni siquiera una descalificación. Y no sólo de entre aquellos que le hicieron suyo, como los nacionalistas; libertarios, comunistas, republicanos y progresistas de toda índole le tenían en igual estima, siendo para el conjunto de los combatientes antifascistas un símbolo y una seguridad. Un símbolo en la claridad de sus ideas y compromiso y una seguridad de que bajo sus órdenes no existirían vacilaciones ni desigualdades: se peleaba contra la opresión y por la libertad, sin matices ni oportunismos; sin sombra de duda.

Precisamente lo que magnifica esta visión global de su persona es que se trata de una opinión generalizada. Se pueden leer comentarios similares en el libertario «CNT del Norte», el sabiniano «Euzkadi», el comunista «Euzkadi Roja», el ekintzale «Acción Vasca» o el «Patria Libre» de los independentistas del Jagi-jagi y el mendigoxale. Esa unanimidad, dispar ideológicamente, es constatación de la grandeza del hombre y el valor del líder. La demostración más palpable de que fue algo más que un jefe de guerra.

Porque, en aquella coyuntura, todo militar profesional era mirado con recelo, reo de sospecha, sin saber nunca positivamente si peleaba en el bando republicano por devoción o por casualidad. La «lealtad geográfica» era un estigma muy real entre los leales a la legalidad vigente y generaba innumerables incertidumbres.

Excepto Saseta. Quizá la figura más simbólica de que un profesional de la milicia estaba comprometido con el pueblo resistente, con aquellos que enarbolaban la bandera de los derechos populares frente a la opresión fascista. Allí, en primera línea para comandarlos, se encontraba Saseta.

La larga lista de epítetos que lo definen parece no acabar: valiente hasta la temeridad, capaz, perfecto estratega, honesto, solidario sin excepciones, siempre en cabeza dando ejemplo... cualidades que provocaban una fidelidad cercana a la reverencia por parte los hombres que, a su lado, eran capaces de asumir las órdenes más pueriles llegadas desde el lejano poder político y aceptar los más heroicos y extremos riesgos.

Kandido Saseta era el líder indiscutible de los gudaris arrastrados a la contienda de 1936. Un nuevo Zumalakarregi que, como el anterior, sucumbió demasiado pronto ante una bala enemiga para poder haber desarrollado toda su capacidad en busca de una incierta victoria final. Cayó como había sobrevivido los últimos meses, flanqueado por sus hombres, junto a los que buscaba la forma de salvar de la ratonera en la que los había metido su propia precariedad de medios y la superioridad manifestada por los milicos alzados.

Pocos minutos antes de morir le comentó a su ayudante «en menudo fregado nos hemos metido por ayudar a los asturianos». Quedó su vida sesgada para siempre en el «Pradón de los vascos» rodeado de casi un centenar de gudaris, la mayoría de ellos de su batallón de choque predilecto, la segunda compañía del Eusko Indarra de Acción Nacionalista Vasca (ANV), cuerpos que aún permanecen en tierra extraña y alguien debería implicarse para que se repatriaran.

Cuenta la historia, y el mismo lehendakari lo repetía en 1956, en el marco del Congreso Mundial Vasco que se celebraba en París, que Saseta se presentó ante él ofreciéndose para ir a Asturias y que le dijo: «A sus órdenes, para donde usted me envíe. Y allí fue, y allí cayó».

La anécdota no es del todo exacta, y el propio Manuel de Irujo lo reconoció años más tarde. El traslado de batallones vascos para apoyar a los republicanos asturianos fue algo forzado. Los «voluntarios» se nombraron a dedo entre aquellos más comprometidos con la causa vasca. Ni Saseta ni ninguno de los batallones expedicionarios (el Eusko Indarra de ANV fue muy crítico tanto con la empresa como con su ejecución, según se refleja en cartas y comentarios de sus oficiales y soldados) estaban seguros de aquello sirviera para mejorar la situación en el frente vasco, ni siquiera la causa republicana.

Pero hasta allí se trasladaron por disciplina, producto de una absoluta lealtad a los ideales de construcción nacional que el lehendakari había diseñado en parte, pero un paso más lejos incluso que la promovida por la propia labor real y efectiva de la primera autoridad del Gobierno autónomo. Pues resulta que, en la actual controversia de lo que en 1936 se pudo o debió hacer, desde la resistencia estatutista hasta su transformación en un proceso de liberación nacional como querían los mendigoxales y parte de la militancia ekintzale junto a algunos jelkides, Saseta manifestó en repetidas ocasiones, y de ello han quedado reseñas escritas, su apuesta soberanista: «Desde el primer día el Gobierno vasco me llamó para una cosa independentista, no autonómica».

Pero si algo tenía claro Saseta como militar era el respeto y la obediencia en la escala de mando. Y a ello se atuvo siempre, a pesar de estar mucho más avanzado ideológicamente que el lehendakari; el comandante no tuvo ninguna tentación de emular a Franco, Mola y sus secuaces. Entre otras muchas virtudes, sus valores democráticos se lo impedían, pero su pensamiento libertador quedó claro y firme en su legado: «A nosotros nos corresponde ahora demostrar a los rebeldes nuestra determinación a ser libres. Si salimos derrotados, la próxima generación levantará en alto la ikurriña y continuará la batalla por la libertad que nosotros iniciamos. (...) Desde que me hice cargo de organizar el Eusko Gudarostea he insistido siempre a nuestros líderes que sin perder más tiempo fundemos la República Vasca».

Como ya escribí hace tiempo, Kandido Saseta soñó con una Euskal Herria libre. Con ese sueño murió y con él, imperecedero, nos acompañará desde un lugar de honor en su Hondarribia natal, hasta que entre todos seamos capaces de darle forma y, con ello, rendirle el mejor homenaje.


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Más Tortura

Esta denuncia ha sido publicada en Gara:


De nuevo la tortura y su impunidad

En este país son poco menos que habituales los relatos de malos tratos, como el de los cinco jóvenes de Oarsoaldea detenidos la semana pasada y puestos en libertad el pasado miércoles. O como el de Aitor Alberdi, detenido en la misma operación y actualmente encarcelado, quien, según ha podido saber GARA, se autolesionó mordiéndose las venas de las muñecas en un momento en que las circunstancias le superaron. Esas terribles circunstancias fueron el continuo maltrato, la presión psicológica, para la que utilizaron incluso a sus seres queridos, a fin de que confesara en contra de su voluntad. Difícilmente el «trato correcto» dispensado a un detenido puede llevarle a esa situación límite.

La legislación española no sólo permite sino que dispone la incomunicación, procedimiento a partir del cual la tortura tiene cabida y cobertura, especialmente cuando se aplica a quienes previamente han sido señalados por su supuesta tendencia ideológica. Esa criminalización cuenta, además, con una inestimable ayuda mediática. Pero las responsabilidades se reparten a lo largo de toda una cadena en la que ningún eslabón puede fallar. Por eso son posibles los casos de tortura y existe impunidad para quienes la practican, proporcionada precisamente por quienes mayor celo deberían poner en investigar y sancionar esos delitos. En numerosas ocasiones ciudadanos que han pasado por la Audiencia Nacional española se han referido a la indiferencia del juez ante las denuncias de malos tratos; indiferencia extensible a otros estamentos, como recientemente advertía el Relator especial de la ONU sobre los informes de los forenses. Esas actitudes propician que los malos tratos queden impunes y, por tanto, son una forma de alentarlos.

Esa actitud, no obstante, también se puede observar en la justicia ordinaria, a tenor de lo que los cinco jóvenes oreretarras y oiartzuarras, que ayer interpusieron sendas denuncias en el Juzgado número 2 de Donostia, dijeron. La titular de ese juzgado no quiso tomarles declaración -declararon ante una secretaria- ni que un forense los examinase. Es preciso denunciar la práctica de la tortura, pero también a quienes la amparan.



A ver como trata de endulzar esta el puerco de Rubalcaba.



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viernes, 25 de abril de 2008

Izquierda Unida Franquista

Lean esta nota aparecida en inSurGente:


Izquierda Unida expulsa a sus tres concejales de Arrasate

El coordinador general de IU, Gaspar Llamazares, que se encontraba en un acto de asociaciones militares, aseguró que sus tres concejales en Mondragón -uno de Zutik que votó en contra y dos de Ezker Batua que se abstuvieron- están "fuera" de la coalición. El aún líder de IU afirmó que lo sucedido ayer en la localidad guipuzcoana, donde fue rechazada la moción ética contra la alcaldesa de ANV, Ino Galparsoro, es "un flaco favor a la democracia y la expresión de un fracaso de las fuerzas políticas democráticas".

En declaraciones a los periodistas en Madrid tras participar en un acto con asociaciones militares (EUROMIL), Llamazares reveló que ya ha comunicado la decisión de la dirección a los ediles aunque para que su expulsión sea efectiva la formación deberá modificar sus estatutos.

Llamazares quiso ser muy gráfico cuando reconoció que hay un sector de IU-EB que tiene "la sensibilidad de una almeja". "Lo de Arrasate es un fracaso de las fuerzas políticas democráticas en su lucha contra el terrorismo y también en liderazgo ético en un municipio como éste", explicó.

'Demuestra que una parte de mi organización en Mondragón', señaló en referencia al concejal que votó contra la moción, 'tiene la sensibilidad de una almeja, es decir no tiene sensibilidad y se sitúan objetivamente fuera de la organización'.

Llamazares aseguró que el 'mal de muchos' no es consuelo para su formación y que Izquierda Unida asume sus responsabilidades. Subrayó que los concejales de EB en Mondragón se han situado con su actitud 'fuera de la disciplina' de IU y que la formación política vasca coincide con la dirección nacional en el deseo de impulsar una sanción contra los ediles para expulsarlos.

Explicó que este proceso se estudiará primero en la asamblea de EB que se celebrará este mes y posteriormente en la asamblea de IU a nivel nacional y que se centrará en modificar los estatutos para que se pueda aplicar esta sanción disciplinaria de expulsión.

Llamazares quiso remarcar que 'no solamente' ha fallado Izquierda Unida, sino también otras fuerzas políticas y que los políticos 'han dado' un mal ejemplo. 'Están fuera de Izquierda Unida y veremos las sanciones reglamentarias para que eso sea así en el más corto periodo de tiempo', remachó.




Y pensar que hubo quienes creyeron que Llamazares iba a aprender algo de la debacle electorera que sufrió su partido recientemente. Obviamente no, resulta que es tan súbdito de Juan Carlos como Zapatero y Rajoy.

Esto también va para los vascos de izquierdas que se afilian a los partidos españolistas teniendo verdaderas opciones políticas en casa.



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