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sábado, 26 de noviembre de 2005

Chihuahua y Sus Vascos

Esta nota acerca de la presencia de la diáspora vasca en el estado mexicano de Chihuahua apareció en una página web titulada Juárez Es Mejor, aquí la tienen:


Vascos en Chihuahua: relato de migración histórica

Durante y después de la Guerra Civil española, muchos ciudadanos de la Península Ibérica cruzaron el océano Atlántico y se refugiaron en la que entonces podía ser la "Tierra de las oportunidades". Según algunos historiadores, los padres de Doroteo Arango, el famoso general Francisco Villa (Agustín Arango y Micaela Aramburu), eran de origen vasco; él mismo, era gran aficionado a la pelota vasca o frontón

María Eloísa Solís Terrazas *

Bilbao, España | Viernes 25 de noviembre de 2005

"La mitad de la familia se nos fue"- me cuenta Jon, mientras una bocanada de humo me da una imagen casi cinematográfica y él sostiene con la comisura de los labios un cigarro a medio acabar-.

"Había mucha hambre" -continúa mientras hace un gesto con las manos que me indica resignación- "y la única solución era que los jóvenes salieran a buscar trabajo. Así que los cinco hermanos varones partieron para buscar una mejor vida, y sólo volvió mi padre. De los 10 hermanos sólo hay 4 que se quedaron aquí".

El relato de familias que se separan para buscar una mejor calidad de vida nos puede sonar muy familiar a quienes hemos vivido cerca de una frontera como la de Ciudad Juárez, pero puede sorprendernos si los protagonistas de la historia son los miembros de una familia proveniente del País Vasco, que se traslada a Chihuahua buscando incrementar su nivel socioeconómico. Durante y después de la Guerra Civil española, muchos ciudadanos de la Península Ibérica cruzaron el océano Atlántico y se refugiaron en la que entonces podía ser la "Tierra de las oportunidades".

La pobreza era común denominador de muchas familias vascas sometidas a situaciones extremas, durante el tiempo en que la región se vio hundida en conflictos bélicos. La migración se observaba como la única vía para solucionar el desesperado estadío de hambruna y caos. En pueblos enteros del País Vasco y otras comunidades los enfrentamientos políticos e ideológicos empujaron a muchas familias a enviar a los niños pequeños a países como Rusia, Argentina, Venezuela y México, que se consideraban como remansos de paz.

Los jóvenes se trasladaban para trabajar como obreros y pastores en fábricas y ranchos de México y Estados Unidos. Muchos formaron capitales y regresaban a su tierra natal; otros permanecen aún residiendo en los países que los acogieron. Por entonces, la agricultura y ganadería florecía en las principales regiones de México y muchos vascos, por su experiencia en las labores del campo, no tuvieron dificultades para asentarse en el norte de México.

El asentamiento de vascos en el norte del país se remonta a la formación del Reino de Nueva Vizcaya, cuya fundación y colonización -entre 1565 y 1575- quedaría a cargo de Francisco de Ibarra y comprendería lo que ahora conocemos como Chihuahua, Durango, Zacatecas, Coahuila, Sonora y Sinaloa, en México, así como Arizona, Colorado, Kansas, Texas y Nuevo México, en Estados Unidos.

Las poblaciones de vascos pudieron adaptarse a las condiciones medioambientales y culturales del norte. De ahí, apellidos tan comunes en la región norteña mexicana como lo son Urquidi, Aguirre, Arana, Arrieta, Oñate, Ibarra, Echeverría (Etxeberria) e inclusive Arango.

Según algunos historiadores, la madre de Doroteo Arango (Micaela Aramburu, que en ocasiones se conoce como Arámbula), el famoso general Francisco Villa, era de origen vasco. También el padre, Agustín Arango, pues los dos apellidos son de raíz vasca. Ellos se dedicaban al campo y tenían familia en Durangoaldea, en el País Vasco. Por cierto, cabe mencionar que Pancho Villa era un gran aficionado a la pala o pelota vasca. El juego de pelota vasca, o lo que conocemos nosotros los chihuahuenses como frontón, es originiario de estas tierras, por eso no nos debe extrañar la afición que hay en todo Chihuahua por el frontón.

Con una nube de humo como trasfondo, Jon me mira sonriente: "Vinieron algunos de mis primos a visitarnos, hablaban con acento mexicano y es muy gracioso escucharles, pero también saben hablar un poco de eusquera". El eusquera, una lengua considerada la más antigua de Europa, es hablada por casi la mitad de los habitantes del País Vasco. El eusquera quedó al margen de la romanización en la Península Ibérica, por lo que no mantiene relación con las lenguas romances y puede ser casi ininteligible para quienes estamos habituados a idiomas con precedencia latina.

Cuando la familia de Jon cruzó el Atlántico, se embarcaron en la tarea de pastorear ganado bovino en ranchos ubicados en las cercanías de Juárez, Casas Grandes y Delicias. El trabajo era arduo, pero lograron una estabilidad económica que le permitió al padre de Jon regresar a Lekeitio, su pueblo natal. El resto de los hermanos se establecieron en Chihuahua y, hasta la fecha, permanecen ahí, con la familia que formaron en la tierra que les abrió los brazos.

"Siempre hemos querido ir a visitarles, ahora las cosas son diferentes que cuando se marcharon mi padre y mis tíos. No conozco Chihuahua y es como si debiera conocerla; siempre se guarda mucho cariño de sitios en donde acogen a tú familia, ¿no?". Termina Jon el cigarro y sonríe con la última de las frases.

Su experiencia es uno de tantos relatos de familias que cruzan un puente, un río o un océano buscando cambiar su vida y, a veces, lo logran. Las tragedias pueden presentarse con múltiples matices pero también las oportunidades. La historia nos muestra que las fronteras han sido puertas de salida, pero en muchas otras ocasiones lo son de llegada.


* María Eloísa Solís Terrazas es Maestra en Ciencias con Especialidad en Comunicación por el ITESM Campus Monterrey. Actualmente estudia el doctorado en la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación en la Universidad del País Vasco, en Bilbao, España. Es originaria de Chihuahua, Chihuahua, en donde vive toda su familia.



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